La cara de Cristóbal estaba tensa y decidida, mientras mantenía una videollamada con Brad, su confidente de confianza. La habitación estaba bañada por el tenue resplandor del escritorio, proyectando largas sombras que danzaban por las paredes. La pantalla parpadeante mostraba el rostro preocupado de Brad, sus cejas fruncidas con una mezcla de atención y preocupación. La voz de Cristóbal llevaba un sentido de urgencia mientras transmitía sus sospechas, sus manos haciendo gestos enfáticos para subrayar la gravedad de la situación. Le explicó a Brad cómo Abigail le había advertido sobre el peligro inminente acechando en su entorno y cómo creía que podría haber un espía infiltrándose en su círculo. Cristóbal hizo hincapié en la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad alrededor de su casa, su oficina y, lo más importante, alrededor de sí mismo. La seguridad de su familia era primordial, y estaba decidido a no dejar piedra sin mover.