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En los confines de la oficina de Jasper, la atmósfera crujía con tensión mientras la inquisitiva mirada de Michael lo taladraba. Jasper se frotaba las sienes como si sintiera dolor de cabeza. Las complicaciones y los peligros parecían multiplicarse con cada revelación.
El peso de un profundo suspiro marcó la habitación cuando Jasper comenzó a revelar la verdad. —Accidentalmente atropellé a Ella Jones con mi coche anoche —confesó, la admisión llevando la carga de consecuencias inesperadas. No había olvidado nada de aquella noche empapada de lluvia que había añadido capas de complejidad a su vida.
—Estaba lloviendo fuerte, y de repente apareció frente a mi coche —reflexionó con arrepentimiento.
—¿Y me lo estás diciendo ahora! —exclamó Michael, y su conmoción y preocupación eran palpables. —¿Está muerta? —La urgencia de la pregunta de Michael reflejaba la gravedad de la situación.