"Cristóbal llegó a casa y encontró a Abigail hablando por el teléfono. Abigail se giró y miró detrás de ella cuando escuchó pasos acercándose.
—Elsa, voy a colgar ahora. Te llamaré más tarde.
Beep
Abigail se acercó a él con una sonrisa en su cara. —Bienvenido a casa —dijo.
A medida que Cristóbal se acercaba, Abigail no podía evitar notar la tensión en su lenguaje corporal. Parecía rígido, su mandíbula apretada, y sus ojos destellaban con una intensidad que hacía que su corazón se acelerara. Antes de que pudiera responder, Cristóbal agarró su cabeza y la besó apasionadamente, dejando que su maletín se le resbalara de la mano. Su beso fue agresivo y exigente.
La fuerza de su afecto le quitó el aliento, dejándola atontada y confundida. No podía entender si estaba molesto por algo o si la deseaba intensamente. Su cuerpo cedió bajo su beso feroz, y sus rodillas se doblaron.