Ji Ning podía percibir cómo cambiaba el plano de espacio-tiempo. Era parecido a lo que sintió cuando saltó hacia los Seis Caminos de la Reencarnación. En un santiamén, todo se tranquilizó de nuevo.
—Este lugar…—susurró.
Empezó a recorrer los alrededores. Estaba en un pasillo de unos tres metros de alto y trescientos de ancho. Cuando giró para mirar hacia atrás, se sorprendió: detrás estaba la salida del pasillo, pero el exterior estaba cubierto por una densa capa de agua. El agua no entraba en el pasillo, como si tuviera una película invisible que la bloqueara. "¿Qué está pasando?", pensó. Siguió avanzando, una flecha apareció en su mano y la lanzó directo hacia el agua. ¡Chi!. La flecha se topó con una barrera invisible. Sin importar cuánto intentara, no lograba atravesarla.
—No lo puedo creer.