Punto de vista de Selma Payne:
De repente me giré. Era Julie. Estaba recostada en la celda, ignorando las runas de alarma parpadeantes. Sus ojos se agrandaron mientras miraba al joven que estaba en la puerta con incredulidad.
No parecía tan loca como antes.
—Oh Dios mío, oh Dios mío...
Parecía haber visto algo increíble, y su expresión cambió de shock a emoción, tristeza y desesperación. El alma no tiene lágrimas, pero su expresión extremadamente dolorosa hacía que la gente sintiera como si pudiera ver esas desgarradoras lágrimas rodando por sus mejillas.
Después de un largo rato, escuché su voz salir de su garganta como un llanto doloroso.
—No eras... Tú no eres mi hijo...
La expresión de todos se volvió indescifrable.
Mi corazón empezó a girar y luego de repente cayó al suelo. Mi súbita fluctuación emocional me hizo sentir un poco mareada, pero sabía que había logrado mi objetivo de pedirle a Sisley que viniera disfrazado.