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—Sus palabras fueron como una bofetada para Jamie.
—Si algún hombre podía tener sexo en tales circunstancias, significaría que no le importaba la dignidad en absoluto.
—Sin embargo, Jamie era un hombre de fuerte autoestima. Así que las palabras resultaron efectivas en él.
—Como se esperaba, Jamie permaneció en silencio con un rostro sombrío.
—¡Según la estimación de Ellen, Jamie debería dar un portazo y marcharse ahora!
—Jamie la analizó. Notó el astuto parpadeo de Ellen.
—En un instante, vio a través de lo que ella estaba pensando.
—Jamie entendió que Ellen intentaba provocarlo y hacerle responsable de ello. Estaba tratando de hacer que pareciera que él estaba rompiendo el contrato.
—Levantó su barbilla y dijo con una sonrisa fría —¿Has oído hablar de perros que muerden perros?
—Ellen no estaba acostumbrada a ser tocada por él, y tenía la piel de gallina en todo el cuerpo.