La segunda vida que Mira estaba experimentando era muy diferente de la primera. Nació en un mundo extremadamente primitivo donde los habitantes luchaban por sobrevivir. Mira nació en una pequeña aldea como la hija del Jefe de la Aldea y creció aprendiendo a tejer cestas, preparar comida y confeccionar ropa.
Sin embargo, Mira no quería hacer nada de eso.
Comenzó cuando Mira se escapó del pueblo y siguió a los guerreros de la aldea en su cacería. Hacia el final de su caza, los guerreros lograron matar a un gran jabalí. En ese momento, cuando Mira vio la sangre del jabalí esparcida por el suelo, supo que ella también quería ser capaz de hacer eso.
Tan solo tenía 5 años en ese momento, pero algo dentro de ella gritaba que se volviera fuerte, que cazara, que matara. No tenía idea de por qué sentía este impulso primario de matar cuando debería sentirse asustada ante la vista del jabalí muerto, pero sabía que luchar contra ese impulso haría más daño que bien.