Capim yacía en el suelo, con picazón y dolor, deseando poder romperse allí mismo para librarse de ese dolor infernal. Entonces, vio una ola de fuego escarlata que se extendió en un instante, y escuchó una explosión ensordecedora.
Imaginó que ese último momento parecería infinitamente largo y que le permitiría recordar todas las hermosas escenas en las que su esposa e hijos aún estaban a su lado. Pensó que se sentiría aliviado porque ya no tendría que soportar esa tortura inhumana, pero en ese momento, el miedo extremo y un intenso deseo de vivir surgieron desde el fondo de su corazón. Y los llamados recuerdos ni siquiera pasaron por su mente antes de sentirse abrumado por un dolor insoportable y de sumergirse en una profunda oscuridad.
*¡BOOM!*
Las ventanas del comedor fueron destruidas, acompañadas de innumerables fragmentos de ladrillos y escombros, así como ardientes lenguas de fuego que se extendieron hacia el exterior.