—¡Debería arrasar vuestro bosque... dejaros a ti y a tu clan en un montón de cenizas! —Dante gruñó.
Podía sentir la agitación de su lado depredador, su dragón estaba justo en la superficie mientras el olor de la sangre permanecía en el aire.
Y Estelle era la única que sangraba, una vista que para nada era agradable para Dante.
—¡He jurado mantenerla en una pieza, no la dejo salir de mi vista porque ni siquiera puedo soportar verla con un rasguño! ¡Mira lo que has hecho! —Dante siseó con ira.
—Dante... estoy bien, estoy bien. —Estelle aseguró, colocando una mano en el brazo de Dante para calmarlo, mientras un rubor de vergüenza coloreaba sus mejillas ante las palabras de Dante.
Lady Melissa estaba aún completamente asombrada mientras Dante daba un paso amenazador hacia adelante, alzando una ceja cuando las guardias ninfas se apresuraron a detener su avance.
—¿Deseas batallar contra mí? —Dante preguntó a Timmon con una burla divertida.
—Si es necesario. —Timmon respondió.