—Pero en el momento siguiente, juraría, estaba equivocado al creer que ya había visto la vista más hermosa, porque cuando ella se transformó... Por el Creador —Kaideon susurró, el asombro en sus palabras transmitía cómo se había sentido ese día.
—Su cabello era del mismo tono exacto que su pelaje, blanco como la nieve... caía en cascada por su espalda en olas y llevaba un abrigo blanco invernal.
—Me miraba con una mirada fría e inquietante, pero allí estaba yo, perdiendo el aliento incluso cuando ya no me estaban aplastando las vías respiratorias.
—Sus ojos, enormes pozos de belleza azul hielo, sería fácil para ti imaginártela... solo necesitas mirarte al espejo, estas dos características son realmente todo lo que os distingue a ambas —dijo Kaideon honestamente.
Neveah ahora podía imaginarlo, la imagen de su madre era ahora vívida en su mente y, verdaderamente, Neveah podía estar de acuerdo en que Kaideon tenía todas las razones para perder el aliento.