Un nuevo día amanecía en el territorio de la Manada de la Caza Eclipse, pero este día no era como cualquier otro, había una atmósfera sombría que se cernía sobre la ciudad y el bullicio habitual no se podía ver en este día.
Murmuraciones silenciosas se extendían entre los ciudadanos comunes mientras susurraban entre ellos caminando por la calle.
—¿Lo oíste? Anoche capturaron a un traidor merodeando alrededor de la casa de la manada, todos los rangos altos han estado en un estado sombrío desde anoche —una vendedora le susurró a una loba que compró algunas frutas de su puesto.
—¿Ha ocurrido una cosa así? —preguntó la loba sorprendida y la vendedora asintió rápidamente, gesticulando hacia la casa de la manada que se alzaba sobre el resto de la ciudad.
—En efecto, pensar que hubiera tal malhechor en la Caza Eclipse... realmente da escalofríos —dijo la vendedora con un movimiento de cabeza.
—¿Cómo te enteraste de esto? —preguntó la loba con sospecha.