El posadero se adelantó para hablar con algunos otros vestidos con túnicas similares a la suya.
Neveah mantuvo su mirada fija al frente, pero afinó su oído para recoger sus palabras.
—¿Ese es Sir Blackbird? —preguntó uno de los otros posaderos con duda, lanzando una mirada sutil a Neveah.
—Es su atuendo distintivo. Además, nunca revela su verdadero rostro, es imposible confirmarlo —respondió el posadero que los había recibido.
—Solo podemos transmitir las órdenes que hemos recibido. Si se ejecutan correctamente, entonces sabremos con certeza si es Sir Blackbird. Si no, la misión reclamaría la vida del impostor de todos modos —dijo un tercer posadero.
—Además, tenemos a aquellos aquí que estarán atentos —añadió el posadero, mirando alrededor del salón.
Entre la gente sentada en las mesas, Neveah pudo identificar a unos pocos que se destacaban, luciendo particularmente sospechosos.