El joven parecía no tener más de veinte veranos en edad humana, era solo un poco mayor que Neveah.
Neveah no podía percibir ningún rastro sobrenatural en él.
Su olor, apariencia y todo lo demás parecían tan ordinarios... simplemente humano y Neveah habría concluido que lo era, pero entonces estaban sus ojos...
Esa mirada penetrante fija en Neveah parecía mirarle directo al alma y los ojos del joven tenían un extraño tono de amarillo que parecía algo animalístico y positivamente inquietante.
La manera en que él miraba a Neveah era tan intensa, había pasado cerca de un minuto y Neveah estaba segura de que no había parpadeado ni una vez, daba esa sensación de un depredador y su presa.
Neveah siendo la presa desafortunada, incluso cuando parecía que ella era la única no humana entre los dos.
El joven tampoco dijo una palabra como lo haría cualquier humano normal, lo cual era otro hecho inquietante.