Después de regresar al palacio por la tarde, siguiendo las instrucciones de su padre, Grace envió un mensaje al Palacio de Cardo invitando a Oriana a tomar té en la mansión de invitados. Oriana, que había estado ocupada con sus lecciones después de visitar a Erich, recibió el mensaje.
—Su Alteza, la Señora Grace ha enviado un mensaje. La ha invitado a tomar té —informó Ana.
Oriana se acomodó perezosamente en el sofá de la sala de dibujo y miró a Erin, que la había estado acompañando. —¿Cómo estuvo tu tiempo con Grace, Erin? Escuché que se quedaron en casa de Ahren la noche anterior.
—Me alegro de que haya sido solo una noche y de no haber tenido que volver a verla, pero parece que tampoco aquí me librará de ella —respondió Erin mientras se asentaba también.
—No digas eso, Erin —sonrió Oriana—. Como mi amiga, tienes que acompañarme a ver a qué se dedica nuestra querida invitada.
Erin sonrió. —Como usted diga, Su Alteza.
—Ana, su solicitud ha sido concedida —anunció Oriana.