El conductor tomó su asiento con un cortés asentimiento al resto del grupo y comenzó a comer con tal entusiasmo que la camarera lo miraba radiante como si su hijo acabara de ganar un premio.
—No tenemos mucho tiempo para sentarnos hoy. Han habido problemas en el camino debido a la lluvia y se espera más mal tiempo para esta noche —explicaba el conductor mientras comía.
—Está bien entonces. No detendremos el proceso. Todos, estén listos para terminar su almuerzo para cuando el conductor haya terminado. Si necesitan más bocadillos, quizás esta encantadora señora podría empacarnos algunos sándwiches para el camino —acordó Karl.
Ella comenzó a llamar hacia la cocina para que prepararan sándwiches para los Élites viajeros, y el conductor sonrió.