—¡Jefe, no se preocupe! —respondieron los hombres fornidos y avanzaron en tropel.
Los puños de Shen Hanxing no eran rival para cuatro. Apretó los dientes para mantener la compostura y usó toda su fuerza para patear al hombre que tenía en frente. Sin embargo, un puñetazo vino desde un costado. Sintió dolor en el abdomen y su visión se tornó negra por un momento. Tambaleó y alguien agarró su brazo. La sujetó con firmeza.
—P*rra, ¿no que peleabas bien? ¡Sigue peleando! El líder del grupo de hombres ya se había recuperado. Encendió otro cigarrillo y se lo puso en la boca. Su gran mano le dio dos palmadas en la cara a Shen Hanxing mientras decía:
—Vamos a ver si sigues siendo tan arrogante después de que termine contigo.
—¡Pua! Shen Hanxing estaba inmovilizada y no podía mover su cuerpo. Sus hermosos ojos ardían de ira. Escupió en la cara del hombre y dijo: