Elena, en pánico, corrió hacia donde había oído el sonido. Al llegar, vio un rastro de sangre y vidrios rotos por todo el suelo.
—¿Qué pasó? —preguntó sin dirigirse a nadie en particular.
Miró a su alrededor en busca de algún indicio de arma, pero no había ninguno.
—Sangre —dijo cuando sus sentidos volvieron a la vida.
—Nyx fue por este camino, oh Dios mío, ¿estará bien? —siguió el rastro de sangre hasta encontrar a Nyx herida, gimiendo de dolor.
—¡Nyx! —se apresuró hacia donde ella estaba, tirada en el suelo.
—¡Oh Dios mío, qué te pasó?
Elena gritó al ver el agujero en el pecho de Nyx del cual manaba mucha sangre.
Ella estaba demasiado débil para responder, su cabeza latía de dolor.
Señaló hacia una dirección, pero su mano no estaba firme.
—¿Quién... dónde... qué pasó exactamente? ¿Quién te hizo esto? —sus ojos parpadeaban. "Yo... hago" inhaló agudamente, y gimió.
Elena sabía que no era momento de hacer preguntas, inmediatamente llamó a pedir ayuda.