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—¡Ja! ¡Qué bueno verte de nuevo! —exclamó.
—¿Qué haces aquí? —suspiró ella.
—Oh, solo pensé que debería ayudar —sonrió él.
—¿Ayudar con qué?
—Estabas en problemas, así que pensé que lo mejor sería ayudarte —sonrió él.
—Oh, uh... muchas gracias —ella parpadeó.
—Ah, no hay problema, no quiero que le pase nada a ese cuerpo tuyo —sonrió él con malicia.
Ella rodó los ojos —Deja de decir tonterías —lo despreció.
Se enfrentó a Archi —Oh, hola. Supongo que tú eres el que se queda con ella, ¿no?
Él asintió —Sí.
—Es tan lindo —él levantó a Archi en sus brazos y lo lanzó al aire—. ¡Cómo puedes resistirte a tanta ternura!
Dora frunció el ceño —Tenemos que alejarnos de aquí, Andrew necesita debilitarse y volver a dondequiera que vino.
—Si volviera hoy, vendría mañana de nuevo, así que, la idea no es debilitarlo, sino también eliminarlo —se encogió de hombros.
Dora parpadeó —¿Eliminarlo?
—Me oíste, ¿no? —Él rodó los ojos y ella despreció—. Como sea.