—Lo siento por lo de antes —susurró Aiden al oído de Anna.
Esto provocó que su rostro, ya rojo de vergüenza, se acentuara aún más.
Anna parecía sorprendida de que Aiden ahora estuviera justo a su lado, ya que no lo había escuchado en absoluto.
Esto era obviamente normal, ya que Aiden tenía su habilidad pasiva que hacía posibles tales cosas.
Anna, que acababa de escuchar lo que dijo, tenía que admitir que se sentía mal, ya que sabía que la forma en que estaba actuando no era para nada la más amable.
—N-No hay necesidad de eso, no sé por qué reaccioné tan fuerte antes —parecía avergonzada por cómo había actuado, ya que recordaba lo que había dicho cuando Aiden la había dejado ir y decidió dejarla vivir.
Recordaba cómo se había quejado al director y cómo había sido ridiculizada aún más.
Entonces, cuando se enteró de que Aiden ahora era el discípulo del director de la academia, temió que él utilizaría esta oportunidad para ser expulsada de la academia.