—¿Quién quiere matar a la Sra. Cole? —Ruth Amanecer frunció el ceño.
William Cole no habló, y justo entonces, otro Lamborghini llegó y se detuvo fuera de la cinta de precaución.
—¡Mamá! ¡Mamita, mi mamá! —Kirk Cole salió del coche, llorando ruidosamente.
—¿Qué te ha pasado?
—Sálvala, solo apresúrate y sálvala.
Kirk Cole, llorando a mares, se lanzó a través de la cinta de precaución queriendo participar en el rescate, pero varios policías de tráfico lo detuvieron, consolándolo sin cesar:
—Señor, por favor espere, el equipo de rescate está manejando esto, no necesita ir allí.
—¡Esa es mi mamá, esa es mi mamá! —Kirk Cole se golpeaba el pecho y pisoteaba el suelo, una imagen de extrema angustia.
Algunas personas aún lo retenían:
—Señor, no se sienta demasiado desconsolado.
—Estamos haciendo todo lo posible por rescatarla, definitivamente salvaremos a la víctima.
—Solo quiero saber cómo está mi mamá ahora —gritó Kirk Cole con los ojos rojos.