A medida que crecía, Kong Li se fue haciendo cada vez más gorda y menos agraciada. Sin embargo, en su corazón, Kong Li siempre era aquella niña inocente.
Esa hermana menor que le dejaba comida deliciosa y lo esperaba en la entrada del pueblo.
—Por cierto, ¿quién eres tú? —preguntó la nuera de la familia Sun a Kong Lu.
No temía que Kong Li se escapara. De hecho, temía que Kong Li no se fuera... Aquella chica era tan fuerte como un buey y tan gorda que no podría ganarle en una pelea. Solo necesitaba tener a Xia He cerca.
Sin embargo, ¿quién era este hombre? No parecía haberlo visto antes.
El hijo mayor de la familia Zhao señaló a Kong Lu y dijo:
—¡Esa chica gorda lo llamó hermano mayor!
—Ah... ¡Este es el marido de Xia He!
—¡Así que él es el hermano mayor de esa mujer que parece un oso! —exclamaban unos.
—¿Y es un soldado? Parece un soldado con esas ropas.
—Así es, así es. ¡El marido de Xia He es un soldado! ¡No hay duda! —afirmaban otros.