—Que le jodan. Lo odio. Espero que caiga en una zanja y no lo descubran en mil años más. Para cuando lo descubran, los alienígenas habrán invadido el planeta y usarán sus huesos para desenterrar a otros humanos inservibles —murmuró June.
Jisung se giró con una expresión inocente mientras caminaban hacia la furgoneta blanca que el equipo de producción había preparado para ellos.
—¿Qué has dicho, hermano? —preguntó.
Casper, que apareció pálido detrás de June por haber oído tales palabras, sacudió la cabeza frenéticamente.
—Confía en mí —dijo, poniendo su mano en el hombro de Jisung—. No querrás saberlo.
Jisung frunció el ceño confundido mientras June seguía murmurando maldiciones en voz baja.
Sin embargo, tan pronto como llegaron a la furgoneta, sonrió por respeto al personal.