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9.75% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 24: Preparaciones

Chương 24: Preparaciones

Por la noche, las dos gemelas están avergonzadas y tímidas, en parte por la presencia de Shi y Song. Pero ya no están asustadas, e incluso esperan con anticipación. La cultivación de las hermanas está algo por debajo de las otras dos, aunque no mucho.

Con ellas cuatro puedo forzar al máximo el contenedor. Así que puedo usar qi extra de Rui para practicar. Por supuesto, también podría absorber menos y que ellas practiquen más, pero se han negado. Han decidido que la prioridad es que yo me haga más fuerte. He tenido que aceptar su decisión. Por otra parte, tienen razón. Yo soy el que está más expuesto.

Puede que las gemelas estén avergonzadas, pero eso no las protege de Shi y Song. Las han obligado a ponerse a cuatro patas, y ellas han hecho lo propio. Trago saliva ante la escena. Sé que lo hacen para que acaben de superar el trauma, así que primero penetro a Song, para que la vean disfrutar. Las cuatro están mojadas, se han estado masturbando mientras me hacían una felación entre todas. Órdenes de Shi. En algún momento se ha convertido en la jefa.

–¡Haaaah! ¡Sssssí!– gime Song cuando llego al fondo en la primera embestida.

Agarro sus nalgas, recreándome en su elasticidad mientras entro y salgo de ella. Al principio con suavidad, pero voy a acelerando. No solo eso, sino que mis embestidas son cada vez de mayor recorrido. Salgo casi completamente de ella y luego empujo hasta el fondo.

–¡¡AAAAAAH!! ¡¡Kong!! ¡¡Tú!! ¡¡Malooooo!! ¡¡¡AAAAAAAhhHHH!!! 

–Es impresionante como se mueven sus tetas– comenta Yi, siguiendo a cuatro patas y sin dejar de frotarse con una de sus manos, que está empapada.

–Sí… Ahh– gime suavemente Yu.

–Acaba rápido, te estamos esperando… Aaaaah– pide Shi, contoneando su trasero.

Shi se queja lascivamente cuando le doy una palmada en el culo. Vuelvo a sujetar el de Song, y acelero una vez más. Hago que se corra varias veces seguidas antes de que lo hagamos los dos juntos. Cuando la suelto, se desploma en la cama.

–Aaah, Kong, malo…– se queja casi sin fuerza, satisfecha y recuperando el aliento.

Sin esperar y casi por sorpresa, penetro a Shi, e inmediatamente la embisto una y otra vez, mientras ella no deja de gemir.

–¡¡Siiií!! ¡¡Assssiiiiií!! ¡¡¡HHAAAAAAHHHH!!! ¡¡¡No pares!!!

  Está incluso más locuaz que de costumbre. Sé que es por las gemelas, que la miran casi hipnotizadas.

–Las tiene mucho más pequeñas, pero es tan sexy… Aaaaah…– comenta Yi

–Sí… Ahh– vuelve a coincidir tímidamente Yu.

–Parece una gata en celo– provoca Song desde la cama.

Como a Song, también la hago correrse una y otra vez hasta que acabamos juntos. También se desploma.

–Ah… Tan intenso… Tenemos que repetirlo otro día… Aaaaah

Me pongo entonces detrás de Yi y acaricio su trasero.

–No te preocupes, hazlo– me pide.

Le hago caso y la penetro despacio, hasta el fondo. Luego sigo moviéndome con suavidad.

–Aaah. ¡Aaaahh! ¡Aah! ¡Haaa! Sé… Eres tan dulce…Yo… Házmelo como a ellas…

Hago lo que me pide. Acelero poco a poco, asegurándome que está bien.

–¡¡¡AaaaaaAAAAHHH!!! ¡¡Tan… intenso!! ¡¡HHHHAAAAAaaAAAHH!! ¡¡¡AAAAAAAH!!!

Sus brazos han perdido fuerza. Ahora se apoya en sus codos, su cabeza contra la cama. Al principio hacía que sus orgasmos fueran suaves, pero ahora dejo que el qi sea más fuerte. Ella gime. Su respiración acelerada. Solo ha habido un momento que ha parecido dudar. Su vagina se ha encogido. Pero cuando se ha dado cuenta que yo suavizaba, se ha relajado, aceptando que no quiero hacerle daño. Ha alzado entonces un poco más el culo, pidiendo que le diera más fuerte. Ahora está totalmente rendida a mí, dejándose penetrar una y otra vez, disfrutándolo.

–¡Síi! ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡¡Increíble!!! ¡¡¡¡¡AAAAaaaaaHHHH!!!!! ¡¡¡¡HHHAAAAAAAaaaaaaahhHHHH!!!!

Cuando acabamos los dos y se desploma, vuelve el rostro hacía su hermana y sonríe, entre lasciva, satisfecha y tierna. Le coge la mano. Yu alza un poco más su trasero y directamente se apoya sobre los codos, ofreciéndose.

–Házmelo fuerte, como a ellas– susurra tímidamente, moviendo inconscientemente su trasero.

A pesar de que me lo pide, la penetro con cuidado, pero no tardo en ir acelerando al ver que responde. Su vagina se encoge varias veces, y cada vez suavizo hasta que se deja ir de nuevo. También ahoga sus gemidos.

–¡MMMmmmmMMM! ¡¡AAAmmmmmmMh!! ¡¡MMMmmMMAAaaAAAMMMMMhh!!

Finalmente se deja llevar completamente. Su culo tiembla cada vez que embisto. Su cabello cae sobre su rostro. Su respiración es perfectamente audible entre gemido y gemido.

–¿¡Cómo…!? ¡¡¡AaaaaaAAAAAHHHH!!! ¿¡Cómo puede ser tan…!? ¡¡¡¡HHAAAAAAAAAAAaaaaaaAAAHHHHH!!!! ¿¡… tan bueno!? ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAhhh!!!!

Tras varios orgasmos, nos corremos juntos. Se desploma. Me recuesto entre las dos, acariciando sus rostros. Ellas se acomodan sobre mi pecho, después de besarme en las mejillas. Shi y Song las abrazan por la espalda. Con cariño. Estamos así un largo rato, hasta que se duermen.

Practico un poco de "Armadura Interior", gastando qi. Llamo a Rui. Tras una felación, también la poco a cuatro patas. La penetro por el culo. Es estrecha. No se avergüenza de gemir continuamente. Es su premio por portarse bien. Lo disfruta.

–Dime, ¿quieres que haga que otros te penetren?

–Si amo quiere lo haré… ¡¡¡AaaaaaaahhhhhHH!!! …pero prefiero aaaaaaaAAAAHH amo. ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAAAHHHHH!!!!

–Buena chica.

Era una pequeña "prueba de lealtad", como indicaba el cuaderno. Como premio, penetro su vagina con los dedos y juego con su clítoris. Se estremece, derrumbándose sobre la cama. No por ello dejo de follarla, hasta que pierde el conocimiento. Supongo que mañana tendré que "castigarla".

—————

Han pasado tres semanas desde que las gemelas se unieron a nosotros. Por desgracia, han sido influenciadas por las otras dos. Ahora las cuatro se pasan desnudas la mayor parte del tiempo. Si las miro, necesito mucha fuerza de voluntad para evitar una erección.

Se pasan la mayor parte del tiempo dentro de la Residencia, aunque a veces salen. Se supone que están recluidas en su cabaña meditando, así que de vez en cuando pasamos para recoger la comida que les dejan. También han usado algunos de los pocos puntos de contribución que tenían para comprar armas básicas para entrenar, y unas dagas un poco mejores para ellas.

Song practica con una lanza, a pesar de que le cuesta mantenerse de pie. Cuando empezó a practicar Puño de Tigre sabía que podía compatibilizarlo con esa arma. Lo que no me queda claro es por qué la eligió. Dice algo como que siente afinidad. No lo entiendo muy bien. Yo no he encontrado esa afinidad.

Shi siente también afinidad. Con la espada. Al principio practicaba con una espada, pero ahora usa dos. Y practica una segunda fase de la Danza de la Garza. Yo no lo sabía, pero ella sí. Está realmente hermosa bailando con las dos espadas. Completamente desnuda. Sexy y peligrosa.

Las hermanas han elegido dagas. No me queda claro si es por afinidad o por sus objetivos. Incluso han obtenido un cuaderno cada una, con habilidades para usarlas. No pueden tener más de uno a su nivel, y son cuadernos del reino de Génesis. Especializados en asesinato.

En cuanto a Rui, parece que también le gustan las dagas. Y los cuadernos de las gemelas no se le dan mal. Mejor que la danza. Aunque aún le hago bailar de vez en cuando. Es muy sensual. Las técnicas de asesinato con las manos desnudas se le dan aún mejor. Al menos con muñecos de paja. Y con los cadáveres, que ya se van deteriorando.

En el futuro estaría bien conseguir mejores armas para todas. Y equipo defensivo tampoco estaría mal. Pero deberá esperar.

Ahora estoy en la etapa cinco, subí hace algo de más de una semana. Shi, Song y Rui subieron a la cuatro poco después. Hoy les toca a las hermanas Bai. Estamos en una zona apartada. Shi y Song vigilan. Yi está tumbada boca arriba. Yo encima de ella, penetrándola. 

–Aah. ¿De verdad se puede hacer así? ¡Ay!– pregunta una vez más.

Le he pellizcado el culo.

–Cierra los ojos de una vez y concéntrate.

Intento ser serio, aunque me cuesta. 

–Vaaaaale– se rinde, con los mofletes hinchados.

Finalmente noto que intenta abrir los ocho meridianos. Yo me sumo a los esfuerzos.

–¡De verdad funciona! ¡Ay!

Ha abierto los ojos y la he vuelto a pellizcar. Me está costando no reírme. A Yu también. La miró y se encoge de hombros. Nos está observando atentamente. Yi vuelve a cerrar los ojos y se concentra. Entre los dos abrimos los meridianos poco a poco. Cuando finalmente acabamos, abre de nuevo los ojos. De par en par.

–¡Es increíble! ¡Es mucho más fácil! Y sensual… Además, es más suave y no hay heridas en los meridianos. Así no hay que perder tiempo curándolos. ¡Increíble!

Está entusiasmada, como una niña. Aunque es un tanto mayor que eso. Y aún la estoy penetrando.

–Felicidades. Es el momento de tu premio.

–¿Premio? ¡¡¡Aaaaahhh!!!

Me muevo dentro de ella, usando qi. La beso, silenciándola. Chupo su lengua. Acaricio sus senos. Ella no se resiste, todo lo contrario. Sus piernas se cierran tras de mí. Sus brazos me aprietan contra ella. Acarician mi espalda

–¡Mmm! ¡Mmm! ¡Mmm! ¡¡MMMMmmMMM!! ¡¡¡¡MMMMMMmmMMMMMHHhh!!!!

Cuando finalmente separamos nuestros labios, la saliva aún nos une. Ha tenido cinco orgasmos seguidos y me he corrido dentro de ella. Su respiración es pesada.

–Gracias.

Me besa un rato tras agradecerme. Luego me hace levantarme para ir hacia Yu. Está abre sus piernas y cierra los ojos. Esta mojada. La penetro suavemente.

–¡Aaaaaah! ¡Aaaah!– gime.

–¿Preparada? Empieza cuando quieras.

Enseguida noto que intenta abrir los meridianos. Es más tímida que Yi. También más diligente. No abre los ojos hasta que terminamos. Le brillan. Una hermosa sonrisa aparece en sus labios.

–Aunque ya lo sabía, es increíble. Y en tan poco tiempo. ¡Gracias! ¿Yo también tengo premio?– dice la última frase con un hilillo de voz, sonrojándose ligeramente.

A estas alturas, aún actúa con timidez. Es muy linda. Aunque luego, es apasionada. Le respondo con un beso. En cuanto mi lengua llega a sus labios, la suya sale a buscarme. Abre un poco más las piernas. Sus manos en mi costado, a la altura de mi pecho. Sus caderas se mueven ligeramente, acompañando mis embestidas. Ya no cierra los dientes cuando se corre. La primera vez me mordió. Cuando nos corremos los dos, se acercan Shi y Song, reclamando su turno.

Las dos gemelas se miran y atacan a Shi coordinadamente. Esta no opone mucha resistencia, mientras yo la follo y las hermanas juguetean con sus pechos e incluso la besan. Se están vengando por lo de ayer. O lo del día anterior o… También me besan a mí. Luego, Song tampoco se libra. Sus pechos son aún más manoseados. Las cuatro acaban riendo. Y amenazándose. Luego me miran y me amenazan a mí, insinuantes. Me temo que tengo las de perder.

A Rui la dejo para después de entregar un primer cargamento de leña. La follo en el suelo. De costado. Con su pierna alzada sobre mi hombro. Totalmente entregada al placer. Totalmente sumisa.

—————

Ha pasado otra semana. Estoy un poco preocupado. Las gemelas han decidido actuar. Hubiera preferido a que subieran una etapa o dos más, para que fuera más seguro. Ahora mismo, su objetivo está en su misma etapa. Aunque sean dos. Aunque él sea un vago y no practique casi habilidades. Me preocupa.

–Dijeron que estaba siguiendo a una estudiante en la etapa dos. No quiero que viole a nadie más– argumenta Yi.

–Y que deje en paz también a las esclavas, para siempre– añade Yu, con rencor en su voz.

Al final no puedo convencerlas de lo contrario. Espero que todo salga bien. Yo no puedo ayudarlas, tengo que estar lejos para no verme envuelto. Y se niegan a añadir a Shi. O a Rui. Dicen que es cosa suya. Que no pueden a arrastrar a nadie más si algo sale mal.

La noche pasada hicimos el amor muy tiernamente. Como una despedida. Me niego a aceptar que sea así. Pero solo puedo esperar.

El objetivo es Mao Zhan. Es una pesadilla para las esclavas. Muchos días sigue a las que van a cortar leña. No solo les hace daño al follarlas, sino que a veces se ven castigadas por retrasarse en su trabajo. Intentan esconderse, pero no siempre lo consiguen.

Sé que hoy está activo. Y que su objetivo son Shu y Ai. Lo saben. Les he revelado la existencia de una cueva y un paso escondido. Deberían poder evitarlo y trabajar con seguridad. Me lo agradecieron anoche, muy intensamente. Las gemelas esperarán cerca de allí.

—————

He logrado concentrarme y trabajar copiando cuadernos, pero no ha sido fácil. He cometido más errores de lo habitual. Repartiendo comida no he podido dejar de pensar en cómo les irá. Me he quedado la de ellas. Suelo hacerlo cuando me ocupo de este trabajo. A veces la comemos entre los cinco.

Por la noche, estoy fuera del dormitorio hasta el tiempo límite, esperándolas ansioso. Se pasan por mi cabeza todas las posibilidades. Por desgracia, ya no puedo esperar más, tengo que volver. ¿Les habrá pasado algo?

Doy media vuelta, y justo oigo un ruido. Me giro. Entre las sombras están ellas. Corro a abrazarlas, pero me detienen. Están cubiertas de sangre. Su rostro un tanto sombrío. Las envío a la Residencia y entro al dormitorio. Estoy aliviado, pero también algo inquieto. ¿Qué habrá pasado? Estaban muy serias.


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Chương 25: Ejecución

–¿Estás bien?– me pregunta Liang cuando llego.

Supongo que mi expresión es extraña. He estado todo el trayecto preocupado, mirando a las gemelas. Se han abrazado con Shi y Song. Han llorado. Se están bañando las cuatro. Por ahora no puedo hacer nada. Tampoco se lo puedo contar a Liang. Le sonrío.

–Estoy bien.

La abrazo y la beso. Ella es la primera en penetrar mi boca con su lengua, en buscar la mía. Yo aprieto sus nalgas por un momento. Luego empiezo a subirle la áspera túnica. Dejo al descubierto sus piernas, su culo, su estómago, sus modestos y deliciosos pechos. Ella aparta su boca, reluctante. La túnica sale sobre su cabeza mientras la beso el cuello.

–Haaah. Kooong

Su túnica cae al suelo y mis manos vuelven a sus nalgas. La alzo, colocando su abertura a la altura de mi miembro erecto. Ella me mira con deseo, abrazada a mi cuello. Apoyo su cuerpo contra la pared. Mis labios contra los suyos. Mis manos masajean su culo. Sus piernas envuelven mi cintura. Mi miembro frota alrededor de su entrada, que pronto se humedece.

–¡HAAaaah!– gime cuando la penetro.

Mi cintura se mueve arriba y abajo. Mi miembro entra y sale de ella. El sonido de su húmedo interior es lascivo. El de sus gemidos ahogados por los besos, sugerente.

–MMmmmaamammmm. ¡¡¡MMMMmmMM!!! ¡MMm! ¡¡MMMmmmmmM!! ¡¡¡MMMmmmmaaaah!!!

Sus pezones marrones se restriegan contra mi cuerpo. Aprovecho para practicar, dándoles qi a través de mí. Es más difícil al moverse. Su cabello negro acaricia mis hombros. Sus ojos rasgados están completamente cerrados. Sus labios pegados a los míos. Sus nalgas apretadas por mis dedos.

Aceleramos. Nuestros labios se aprietan con fuerza. Nuestros cuerpos se restriegan el uno contra el otro. El suyo tiembla cada vez que tiene un orgasmo. Aún no ha acabado el último cuando empujo hasta el fondo y añado más qi. Su cuerpo se estremece violentamente. Su lengua se detiene por un momento, pero no la mía. La lleno de mi esencia mientras ella pierde sus fuerzas.

–¡¡¡MMMMmmMM!!! ¡¡MMm!! ¡¡MMMmmmM!! ¡¡¡MMammmmmmmhh!!! ¡¡¡¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMmmmmmmmmmmmmmmhhhhh!!!!!!!

Con suavidad la llevo hasta la cama. Aún estoy dentro de ella. Respira con fuerza. Nos miramos. Me sonríe.

–Hoy no me has dejado ni hablar– se queja.

–Habla todo lo que quieras– le sonrió.

Pero en lugar de hacerlo, se recuesta en mi pecho. Durante un rato me acaricia, hasta que se acaba durmiendo.

—————

Las chicas parecen que aún están hablando. Así que llamo a Bang. Esta tarde se ha desmayado. La hago sentarse sobre mí, de espaldas. La hago tumbarse. Su cara contra el suelo. Su culo sobre mi entrepierna. Empiezo a azotarla.

–Ssí. ¡Ah! ¡He sido mala! ¡Aaaahh! ¡Más fuerte! ¡¡Aaaaaaaahh!!

Su culo está rojo. Lo alzo y la penetro.

–¡¡HHHAAaaaaaaaahhhHH!!

La hago moverse. Es algo incómodo para ella, pero lo hace. Su culo sube y baja. Mi miembro entra y sale de ella. Sigo azotándola. En cada azote añado qi. Le causo dolor y placer.

–¡¡¡HhAAAaaaAHHH!!! ¡¡HiiiiHHh!! ¡¡¡Haaah!!! ¡¡Hah!! ¡¡¡Haah!!! ¡Aaaaaah! ¡¡¡¡HAAAaaaaaaHHH!!!!– gime sin parar.

Cada vez está más excitada. Cada vez más húmeda. Cada vez acelera más. Ni siquiera se detiene en sus orgasmos. Solo en el último, cuando me corro en su interior.

–Límpialo– le ordeno.

–Sí… haaaah … amo.

Ella se levanta y se vuelve. Luego lame mi miembro. Al cabo de un rato lo mete entero en su boca, y me acabo corriendo otra vez en ella.

–Cómo van las técnicas.

Traga antes de hablar. Deja de tocarse. Se sienta, arrodillada.

–Domino los golpes mortales con la mano extendida. Estoy estudiando con la palma y las dagas. Me faltaría practicar con un objetivo real.

Me mira con los ojos abiertos, buscando mi aprobación. Temiendo mi reprobación.

–No está mal. Sigue practicando. No has dicho nada de la danza.

Ella baja la mirada. No se le da bien.

–Sigo intentándolo. Me cuesta coordinar– musita, avergonzada.

–Bien, no es la prioridad. Si puedes hacer una muesca de un centímetro con los dedos en la madera, puedes preparar el culo para mí.

–¡Sí!–Afirma entusiasmada.

En cuanto la devuelvo, va a practicar con un tronco. Me temo que lo conseguirá para mañana. Ya hay marcas de casi esa profundidad. A ratos se toca sus adoloridas nalgas. Sonríe cuando lo hace. Se muerde los labios lascivamente.

—————

Cuando están ya preparadas, invoco a las cuatro. Yi y Yu se abrazan a mí, sin mirarme. Shi y Song se sientan una a cada lado. No sé muy bien que hacer.

–¿Estáis bien? ¿Qué ha pasado?– pregunto preocupado.

–Lo seguimos– empieza Yi. Parece que está deseando hablar–. Yo me adelanté y me puse a cortar leña, vestida como una esclava, haciendo ruido para que me oyera. Yu lo seguía. Él se acercó, diciendo que no me moviera, que solo me iba a follar, que me portara bien. Yo paré, sin girarme. Estaba temblando mientras empuñaba la daga.

–Yo me acerqué por detrás. También temblaba– siguió Yu –. Cuando se acercó a Yi le clavé la daga. No era una herida mortal. No queríamos que lo fuera. Ataqué a sus meridianos. Cuando se giró gritando, Yi le clavó otra. Cayó al suelo. Le preguntamos si nos reconocía mientras se desangraba. No contestó, pero era evidente que sí. Sus ojos se abrieron mucho.

–Lo seguimos apuñalando. Estábamos furiosas. Queríamos desahogarnos. Cuando nos dimos cuenta, estaba muerto. Le quitamos todo lo de valor. Lo hemos dejado en la mesilla de la habitación. Guárdalo. Luego arrastramos el cuerpo. Lo tiramos por el barranco donde van las bestias. Quemamos la ropa.

–Volvimos despacio. Nos sentíamos raras. No podíamos pensar. Hemos matado a alguien. Asesinado. No sabíamos que era tan difícil. Lo odiábamos. Se lo merecía. Pero así y todo no nos lo podemos quitar de la cabeza– sollozó Yu.

–No lo entiendo. ¿Por qué nos sentimos así? ¡Se lo merecía! Pero…– solloza también Yi.

Estoy un rato acariciándoles el cabello. Shi y Song las cogen de las manos. Tardan en calmarse. Yu me mira con su humedecidos ojos verdes.

–Me… lo puedes hacer a mí sola…– pide Yu en casi un murmullo.

–Y luego a mí– sigue Yi.

Shi y Song asienten. Las envío de vuelta, a todas excepto a Yu. Me mira con timidez. Shi y Song están con Yi. Le aparto el cabello mojado por las lágrimas. La beso con suavidad, sin lengua, solo con el roce de los labios. Ella baja la cabeza tímidamente. Espero. Me vuelve a mirar. Me sonríe. Me besa. Al principio sin lengua. Luego toma la iniciativa de buscar la mía.

Mientras nos besamos, ella se mueve. Se sienta sobre mí. Acaricia mi miembro con una mano. La otra está en mi mejilla. Yo tengo las dos en su nuca. Aplico un qi muy suave en los labios.

Cuando nota mi miembro erecto, sus labios se separan. Su cuerpo se acerca más al mío. Me mira con la boca entreabierta. Introduce mi miembro en ella. Ahoga un gemido. Me besa. Se mueve despacio, arriba y abajo. Se separa un momento. Me mira. Se detiene. Sus ojos vuelven a estar humedecidos.

–¿Soy un monstruo?

–No, él lo era. Tu eres maravillosa– le respondo sin dudar. Es lo que pienso.

–Yo… sé que no soy Shi ni Song. Ni Liang. Pero… podrías… hoy…

–No eres ni Shi ni Song ni Liang. Ni tampoco Yi. Eres mi querida, valiente y preciosa Yu.

Creo que es la sonrisa más hermosa que le he visto. Me vuelve a besar. Esta vez con más pasión. También vuelve a moverse. Más rápido. Parece sedienta de sexo. Pero también de algo más. No dejo de acariciar su espalda desnuda. De aplicar qi con mucha suavidad. De acariciar su lengua con la mía, sus labios con los míos. Ella está desatada, salvaje. Yo la trato con suavidad.

Cuando se corre, se detiene un momento. Se separa. Me mira. Vuelve a besarme con más intensidad. A moverse más rápido. Pronto parece que esté botando sobre mí. Al cabo de un rato deja de besarme. Me muerde en el hombro para sofocar sus gemidos. Pero no para de moverse. Una de mis manos ha llegado hasta sus nalgas. La aprieto. La otra está en su espalda, atrayéndola a mí. Mis labios en su cuello. La beso. La lamo. Nos corremos. Recupera la respiración. Me mira.

–Gracias. Te quiero– me dice, muy tímida.

Me la quedo mirado un momento. Sorprendido. Le sonrío.

–Yo también te quiero.

El color rojo que había tomado se le intensifica. Oculta su rostro en mi pecho durante un rato.

–Debería devolverme y traer a Yi– me dice, aún sin mirarme.

–Solo si me das un beso.

Ella duda. Pero al final me da un suave y rápido beso en los labios. Puedo vez fugazmente su sonrisa, antes de que se de la vuelta.

–Llama a Yi– me reclama con timidez.

–Voy– le aseguro.

Pero antes le robo un beso más largo y profundo. Antes de que pueda protestar la devuelvo a su cama. Ella se toca los labios. Luego se tapa la cara con la almohada. Es muy linda.Traigo a Yi.

–¿Cómo está Yu?

–Bien. Un poco roja pero bien.

–Ji, ji. Eres un poco malo a veces. Te ha dicho… que…

–Sí.

–Ya… veo… Yo… También…

Se calla, sin atreverse a continuar. Enrojecida. Normalmente Yu es más tímida, pero parece que a Yi también lo es.

–Te quiero– declaro.

Es curioso. A pesar de haberlo dicho varias veces, me sigo avergonzando. No miento. La quiero. Las quiero a las cuatro. Y a Liang.

–Te…Te… Te quiero.

Dice ella finalmente, totalmente roja. Me besa. Con lengua, pero con mucha suavidad. Sus manos acarician mi pecho. Me empujan suavemente, haciendo que me recueste. Usa su boca sobre mi miembro. Cuando está erecto, se levanta. Se sienta sobre él. Lo introduce en ella. A diferencia de su hermana, no esconde sus gemidos. No se mueve rápido, pero tampoco lento. Parece disfrutar

–Haaah ¡¡Haaaahh!! ¡Aaah! ¡¡¡HHAAAAaaaaHH!!! ¡¡¡¡HAAAAAAAAAAaaaaah!!!! ¡¡¡¡¡HHHHHHHHAAAAAAaaaaaAAAAAAAHHHhhh!!!!!

Cuando alcanza el primer orgasmo se detiene. Lágrimas aparecen en sus ojos.

–¡No soy un monstruo! Yo… lo he matado… pero.

Me incorporo. Mi frente tocando con su frente. Mis manos acariciando su rostro.

–No eres ningún monstruo. Eres mi Yi. Mi preciosa Yi. Y todos los que te hicieron daño merecen morir. Si hace falta, lo haré con mis propias manos.

Lo digo muy serio. Sus ojos me miran. Nos besamos. Me empuja más violentamente. Se inclina sobre mí. Ya no puedo ver sus pechos balanceándose. Pero los siento tocándome. Y sus labios en los míos.

Ruedo sobre mí mismo, dejándola a ella debajo. Se sorprende por un momento, pero no se queja. La follo con suavidad, besándola, entrelazando sus dedos con los míos. Sus besos con los míos. Sin prisa. Orgasmo tras orgasmo, hasta que la lleno de mí. Luego aún nos quedamos un rato abrazándonos.

–Me alegro de ser tuya. Toda tuya. Solo tuya– me dice, y me besa. Luego me mira –. Va siendo hora de que llames a las dos. Si no, tendré que oírlas mañana.

Lo dice con una enorme sonrisa. Es preciosa. No puedo evitar besarla antes de devolverla. Ni mirarlas un rato a las dos juntas. Cuchicheando. Las dos rojas. Incluso tirándose los cojines y riendo. Llamo entonces a Shi y Song.

–¿Cómo están?– me pregunta Song. Están las dos preocupadas.

–Están bien. Creo. Si no se han hecho daño tirándose los cojines– me río.

Ellas también ríen. Se acercan a mí, despacio. Gateando. Desnudas. Extremadamente sensuales.

–Parece que hoy te has portado bien. Mereces un premio– dice Shi, sugerente.

Cabe decir que, cuando quieren, son imposibles de resistir. Y cada vez conocen mejor mi cuerpo. A pesar de no conocer la técnica del cuaderno. Me rindo en sus manos. Mientras una me cabalga, la otra lame mis pezones, acaricia mi estómago, mis caderas. Las grandes tetas de Song botando son impactantes. Las más modestas de Shi son increíblemente sexys.

Acabamos los tres recostados, relajados. No solo por el sexo, sino por que sabemos que las gemelas están bien. Hemos estado los tres muy preocupados por ellas. Porque no volvieran. Porque las destrozara por dentro. Pero ahora sabemos que estarán bien. Lo que me preocupa es lo que está diciéndole Shi a Song.

–Mañana deberíamos planear las cuatro lo que le haremos a Kong.

Sabe que la oigo. Me mira y me saca la lengua. Yo suspiro. Se ríen. Me hacen una felación entre las dos y me vuelven a cabalgar. Gimiendo otra vez. Corriéndose varias veces cada una de ellas. Besándonos incluso los tres a la vez. A veces entre ellas. Acariciándome. Acariciándose las dos. Haciéndome que lama a una mientras la otra está sobre mí. A veces son realmente pervertidas. Bueno, mejor no me quejo. No estoy libre de culpa.

Acabamos agotados. Aunque lo que más me duele es cuando tengo que devolverlas. Hubiera estado más tiempo con ellas. Quizás algún día.


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