Chương 4: Malas decisiones II/II
Izuru se encontraba cara a cara con su secuestrador, mirándolo con una sonrisa maquiavélica mientras este le extendía la mano.
¿Pero cómo llegamos a esta situación? Pues… regresemos un poco en el tiempo.
Izuru se encontraba golpeando y pateando aquella burbuja de agua que lo aprisionaba.
Cada intento por hacer estallar la burbuja falló, hasta que entonces tuvo una idea.
El secuestrador de Izuru se fijó un momento en él. Después de un rato sin escuchar intentos de resistencia, deshizo su prisión de agua y colocó a Izuru en el suelo para poder verificar su pulso.
Al poner su mano en el pecho de Izuru y escuchar su corazón latiendo, se calmó, pero no se esperaba el gran cabezazo que Izuru le dio.
Rápidamente, Izuru se puso de pie e intentó huir.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de aquel hombre, y de inmediato levantó una de sus manos en dirección a Izuru, quien corría lo más rápido que sus piernas le permitían. Pero de un momento a otro, sintió como empezaba a retroceder; no había parado de correr ni por un segundo, pero…
—No dejaré escapar a mi futuro Rey así de fácil —dijo su secuestrador de manera amistosa.
Izuru había vuelto a estar al lado de aquel hombre. Estaba confundido y algo aturdido por las palabras de su secuestrador, sin embargo, Izuru no dudó en prepararse para un posible conflicto.
—Me alegra saber que no estás dispuesto a morir sin antes luchar. Puedes relajarte, si yo quisiera verte muerto te habría dejado encerrado en aquella prisión de agua.
Izuru se relajó; podía sentir lo abismalmente superior que era aquel sujeto. Sería mejor colaborar por el momento, solo para mantenerse con vida.
—Muy bien, chico, tomaste la decisión correcta —dijo el desconocido mientras se sentaba en el aire; así es, estaba flotando—. Mi nombre es Rain, y soy un dios —dijo mientras en sus manos empezaba a crear una esfera de agua.
—¿Un dios? Debes tener el ego por las nubes para llamarte a ti mismo un dios —respondió Izuru sin pelos en la lengua.
—Al menos en esta dimensión soy un dios.
—¿Esta dimensión?
Entonces Izuru cayó en cuenta; le costaba mucho menos respirar, vio sus brazos, y estaban azulados, pero lo que definitivamente lo hizo preguntarse si estaba en otra dimensión fue el hermoso cielo morado que estaba sobre su cabeza.
—¡¿Qué mierda?! ¡¿Acaso esa agua tenía algún tipo de droga o sustancias alucinógenas?! —preguntó exaltado mientras se ponía en pose de combate nuevamente.
—¡Jajaja! Qué niño tan interesante. ¿No sabes cómo funcionan las longitudes de onda?
El silencio de Izuru fue suficiente para que Rain lo entendiera.
—Muy bien, te lo explicaré.
En el contexto de la luz, la longitud de onda determina el color de la luz que percibimos: las ondas de luz con longitudes de onda más cortas corresponden a colores como el violeta y el azul, mientras que las más largas corresponden a colores como el rojo y el naranja.
El cielo es azul debido a un fenómeno conocido como dispersión de Rayleigh. La luz del sol, que es blanca, está compuesta por una mezcla de todos los colores del espectro visible. Cuando la luz solar atraviesa la atmósfera, las moléculas de aire y otras partículas pequeñas dispersan la luz en todas direcciones.
La luz azul, que tiene una longitud de onda más corta, se dispersa mucho más que la luz roja, que tiene una longitud de onda más larga. Debido a esta dispersión, cuando miramos en cualquier dirección en el cielo (excepto directamente hacia el sol), vemos una mayor cantidad de luz azul dispersa que de otros colores. Por eso, el cielo parece azul durante el día.
—En cambio, aquí, los atardeceres pueden verse morados en raras ocasiones. Otro día te lo explicaré.
—Hmm… ¿Por qué me secuestraste?
—¿Eh?
—No me trajiste aquí solo para hablarme de por qué el cielo es azul, ¿cierto?
—No… yo quiero algo de ti.
En ese momento, el ambiente se puso pesado; en la mirada de Rain se podía notar una gran seriedad que hizo que Izuru tragara saliva.
—¿Qué quieres de mí?
Una sonrisa apareció en el rostro de Rain. Todo alrededor de Izuru y Rain se empezó a deshacer, y antes de que Izuru se diera cuenta, se encontraba flotando en la nada, con la figura de Rain teniéndolo a él en la palma de su mano.
—¿Tú quieres mi alma?
—¿Tu alma? No me interesa, yo solo quiero que cumplas tu función en este mundo.
—¿A qué te refieres?
—Izuru Kamubura, quiero que me entretengas, quiero que me muestres hasta dónde puede evolucionar un hombre bajo la tutela de un dios.
El iris de Rain empezó a convertirse en un loto rojo con las puntas negras.
—Quiero que te conviertas en mi proyecto, solo eres mi capricho.
—¿Por qué yo? ¿Por qué no decidiste hacer tu experimento con alguien de tu propia dimensión?
—Es simple, estaba viajando entre dimensiones cuando vi tu pelea con aquellos niños, y luego vi la llave que le aplicaste a ese hombre. Pude sentirlo, tu cuerpo no es normal. Luego podré divertirme experimentando contigo. Ahora mismo, solo quiero ver cuánto puedes crecer.
—Entonces Izuru Kamubura, ¿te convertirás en mi proyecto?
Izuru miró a su alrededor. Volvió a estar en aquella situación: un grupo de adultos pisoteándolo solo por haberse defendido, y su mirada de impotencia al no poder hacer nada para detenerlos. Apretó los dientes y miró a Rain mientras sus ojos morados cambiaban a rojo carmesí.
—¿Qué tengo que hacer?
Un aura turbia envolvía a Izuru, y ante esto Rain solo podía sonreír ampliamente, mientras su emoción crecía; había encontrado un diamante en bruto.
Sin saber que esa había sido su primera mala decisión.
Continuará…
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