A la mañana siguiente:
Me había preparado para ir a la universidad, pero cuando planeaba bajar las escaleras, escuché a mis padres hablando.
—Por lo que me dijo Carmen, Rosana sufrió quemaduras en un 65% de su cuerpo. Están planeando llevarla a Minnesota, pero en el estado que se encuentra, ahora no será posible.
—Dios mío. ¿Qué pudo haber pasado?
—Por lo que me dijeron, piensan que fue un accidente, aunque no saben a ciencia cierta cómo se produjo; lo único que indica la escena es que, habían velas en la mesa y, quizá, Rosanna tuvo contacto con ella. Eso explicaría las cosas.
—Eso es horrible.
«Eso es muy placentero de escuchar»
—Lo es. He notado a Emily más tranquila, por eso no quiero que mencionemos ese tema frente a ella.
Bajé las escaleras, y me paré frente a la puerta.
—Estoy lista, papá.
Me despedí de mi madre, y mi papá me trajo a la universidad.
—En un mes te gradúas, tesoro.
—Lo sé, no puedo esperar para eso. Tengo muchos planes para cuando me gradúe.
—¿Qué planes, hija?
—Es una sorpresa, papá— sonreí, y le di un beso antes de bajarme.
«Espera y verás, idiota»
Caminé por el pasillo, pero no visualicé a Kevin. Fui a su salón, y cuando lo vi sentado en su asiento, tenía un papel de notas en la frente. Se han estado burlando él, y tampoco hace nada.
Entré a su salón y caminé hasta él.
—¿No pensabas darme los buenos días, mi amor? — dije en voz alta, y quitándole el papel de la frente.
Él levantó la mirada, y me senté en su regazo.
—Emily...
—Es nuestro primer día de novios y ni siquiera me esperaste en la entrada— estrujé el papel y lo tiré al suelo.
—Lo siento— bajó la cabeza, y llevé mi mano a su mentón.
Vi que nos estaban mirando, los mismos idiotas que se la pasan haciéndole la vida imposible.
—Te quiero, Kevin.
Levantó la cabeza, y le di un beso en la boca. Vi como su expresión cambió, y abrió sus ojos en sorpresa.
—Emily...
—Lo siento, ¿He robado algo preciado para ti? — sonreí—. No será la único— reí —. Te espero al mediodía en el gimnasio— me levanté de su regazo, y se me quedó viendo.
—De acuerdo.
Miré por última vez a los idiotas, y salí del salón.
Era mi primer beso, y definitivamente me gustó. Solo fue por un pequeño instante, pero me excité.
—El sabor a virgen es exquisito— lamí mis labios, y reí.
Toda la mañana fue tranquila, las víboras no se acercaron en ningún momento.
Fui a comprar comida en la tienda de al frente, y caminé al gimnasio. Kevin estaba esperándome frente a la puerta y entramos.
—No quisiera estar aquí.
—No debe traerte tan malos recuerdos. Aquí nos hicimos novios— sonreí.
—Emily, ¿Realmente tú me quieres?
—¿Me harás repetirlo?— me acerqué, y puse mis brazos alrededor de su cuello—. ¿Te gustó nuestro beso?
—Claro que si.
—¿Fue el primero?
Bajó la cabeza avergonzado, y me acerqué a su oído.
—Come, debes tener mucha hambre. Te dejaré comerme a mí si quieres, pero deberás hacer algo por mi primero.
Su cuerpo se tensó, y pude percibir su temblor.
Retrocedí, y nervioso se sentó en el suelo.
—Te traje el almuerzo.
—¿Tú no comerás?
—Sí, de ti— sonreí.
—¿A qué te refieres? ¿A compartir de esto los dos?
—Vas a compartir conmigo, pero no precisamente eso. Date prisa, no me hagas esperar mucho.
Al terminar, cerré la puerta y él se levantó asustado.
—¿Qué haces, Emily?
—Nada que no vayas a disfrutar— me acerqué, y lo acorralé a la pared.
Acaricié sus brazos y descendí hasta llegar a su mano herida.
—Eres lindo, Kevin— agarré su mano, y la llevé a mi seno—. ¿Te gustan? ¿Son las primeras que tocas?
—¿Por qué haces esto?— dijo tembloroso.
—Eres mi novio, ¿Qué hay de malo con que me toques? Deberías apretarla un poco más fuerte, a menos que prefieras tocarla directamente— apreté fuertemente su mano, y se quejó removiéndola.
—Duele.
—Tu primera experiencia tocando un seno, ¿Y te quejas?
—Me duele la mano. ¿Acaso olvidaste lo que ocurrió ayer?
—Ah— suspiré—, lo olvidé. Déjame ver— le agarré la mano, y vi que estaba sangrando un poco.
Aunque no era mucho, me conformaba con probar un poco ahora. Lamí su herida, y me quitó la mano antes de caminar a otro lado.
—¿Por qué haces eso? Es la segunda vez que lo haces, ¿Cómo no te da asco eso? ¿Qué sucede contigo, Emily?
—Eres un fastidio, y no soporto la gente fastidiosa y quejona. ¿No te han enseñado a callar y disfrutar?
—¿Quién podría disfrutar de eso? Vas a infectarme la herida.
—Lo siento mucho— estallé en llanto, y me tapé la cara.
—¿Por qué lloras?—se acercó.
—¿Ahora no me quieres? Yo no quería lastimarte, es solo que no pude evitarlo.
—¿De qué hablas?
—Estoy enferma, Kevin.
—¿Enferma?
—Padezco de una condición muy extraña, de la cual debo alimentarme de sangre para sentir alivio, porque los dolores son insoportables y constantes. Mi familia está desesperada porque no encontramos otra forma de curarme. ¿Ahora dejarás de quererme? — lo miré, y sequé mis lágrimas.
—¿Por qué no me dijiste, Emily? Lo siento, yo no quería hacerte sentir mal. No llores, por favor.
—Ayúdame, por favor— lo abracé.
—Yo...— hizo una pausa—, te ayudaré, Emily.
«Jamás había conocido a alguien tan idiota»
Reí internamente por su idiotez.