Chương 82: 27: Eres mía
Escuché que corrió y subió las escaleras.
Es muy idiota como para haber subido, cuando pudo fácilmente salir de la casa. Será más fácil de lo que pensé.
Subí las escaleras y estuve tratando de concentrarme en los ruidos, pero no escuchaba nada. Me pareció extraño, llegué a pensar que quizá se había tirado por la ventana de nuestro cuarto. Busqué en el armario, debajo de la cama, en el baño, y en todos los cuartos de arriba, pero no lo encontré. Estoy segura que subió las escaleras, es imposible que se haya quedado abajo.
Pensando en eso, unos brazos me rodearon todo el cuerpo, y quise defenderme dándole una patada, pero me empujó contra el suelo. El cuchillo cayó a otra parte. Pude ver a Kevin y tapó la cara para reír.
No sé cómo demonios no pude percibir su presencia detrás de mí. Ni siquiera me explicaba como demonios apareció por detrás.
—¿Cómo te atreves? — traté de alcanzar el cuchillo, y le dio una patada.
—Yo sabía que algo estabas ocultando desde que llegamos a esta casa, Emily. Estaba consciente que nada de lo que hacías era normal, aún así, he querido permanecer a tu lado en todo momento. Ya sabía también que no me querías lo suficiente como para soportarme, por eso te lo preguntaba muchas veces. He querido ser otra persona por ti, y me pagas de esta manera tan cobarde. No sabía que eras esa niña, pero sabía que tenías unos métodos ridículos de manipularme para que te permitiera alimentarte de mi. Soporté todo ese dolor para que tú y tus supuestos malestares se aliviaran. ¿Crees que alguien más pueda aceptar esa perversa, grotesca y enfermiza forma de amar? Incluso en el sexo eres igual, no puedes controlar esa "enfermedad" y esos periodos que tienes de lastimar a los demás. ¿Crees que podría soportar eso, si no te quisiera de verdad? O incluso, aún sabiendo que eres una asesina. Te vi matando a esas mujeres, Emily. Te seguí y me dolió lo que vi, aún así, no tuve la valentía de largarme en ese momento o de llamar a la policía. Te pregunté sobre la noticia esperando que tuvieras la confianza de contarme la verdad, pero ni eso me he ganado. Solo me ves como comida o como un objeto sexual, y soy tan idiota, que aún sabiéndolo, no puedo abandonarte.
«Sabe demasiado, y no puedo dejarlo respirando»
Me arrastré a buscar el cuchillo, pero Kevin lo cogió antes de que pudiera hacerlo, y caminó a la puerta del cuarto y la cerró.
—No voy a dejar que lo hagas, Emily. Eres como un animal salvaje ahora, y dejarte usar esto, puede ser peligroso para los dos— la puso arriba del armario, y me miró—. Hablemos como pareja y adultos que somos, ahora solo somos tu y yo. Aquí nadie nos molestará.
—Te mataré, Kevin. No hay forma de que te deje salir de aquí sin hacerlo.
Kevin rio.
—No hay forma de que te permita que lo hagas— se acercó, y se agachó delante de mí—. Sin ese cuchillo no eres nadie, ¿Cierto? Si no tratas de hacerme algo ahora que me tienes cerca, pensaré que me amas.
—¿Amarte? —reí—. Jamás lo he hecho.
—Yo sí, aún sabiendo lo sádica y demente que puedes llegar a ser. No es la primera vez que tratas de matarme, y aún así, mírame lo patético que soy que, estoy aquí delante de ti.
Lo empujé al suelo y me subí sobre él.
—Patético e idiota siempre has sido.
—No creo que estés en posición de decirlo, princesa. ¿Crees que alguien más podría soportar esa actitud que tienes siempre? Un momento eres dulce, y en otro eres insoportable. Me enamoré de todo eso, Emily.
—Ya cállate, y muérete— puse mis manos alrededor de su cuello, pero las sujetó.
—¿Qué sucede? ¿No me digas que no puedes conmigo? ¿Estás dudando otra vez?
No sé en qué momento se convirtió en esto, pero no soporto esta forma de ser. Solo siento ganas de destruirlo, pero mi fuerza de alguna manera no era mucha.
Había bajado la guardia solo por un mínimo segundo, y Kevin me empujó a un lado para subirse sobre mi.
«Mátalo, ¿Qué esperas?»
—¿En qué momento permitiste que este idiota te venciera, Emily? — me sujetó ambas manos, y me encaró—. Me duele tratarte así, créeme, pero no me das opciones.
—Suéltame, o no respondo.
—No respondas, pero quédate conmigo, te juro que voy a ser mejor. Haré lo que digas sin protestar, pero no me alejes de ti. Yo te amo, Emily. Ya sé que no te gusto cómo soy, pero te prometo que voy a cambiar.
—Yo no te quiero, Kevin. ¿No lo comprendes?
—Podrás hacerlo algún día, no importa, pero quédate conmigo. Te alimentare si eso quieres, te daré todo lo que tengo, te aceptaré así como eres, pero solo sé mía.
—Ya te dije que no, ahora suéltame.
—No voy a permitir que me dejes, Emily. Tú eres mía; y aunque seas esto que eres, yo no puedo dejar de amarte. Puedes llamarme idiota, loco, patético, pero esto soy. Este idiota es el que te quiere, y es quien no dejará que te alejes; y así me toque obligarte a permanecer conmigo, lo haré.
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