Nota del Autor:
Hola a todos, lamento publicar tarde el capitulo cuando ante dije que lo publicaría en unas horas, tuve algunos problemas y apenas pude resolverlos, ahora les ofrezco este capitulo como compensación, espero que sea de su agrado, como dije en el anterior capitulo, si hay algún error o confusión en el capitulo no duden en avisarme en la caja de comentarios.
Por cierto, la música que debería sonar en la discoteca en el capitulo anterior y este, pueden ser estas, pueden ponerla para leer el capitulo si lo desean, son estas:
-Combichrist - Throat Full of Glass - DmC Devil May Cry OST
-Divine Hte(Dante´s 2nd Battle Theme)
-Meganeko - The Cyber Grind (Ultrakill Soundtrack)
Espero que sea de su agrado, y también gracias a todos los lectores por su apoyo incondicional por sus piedras de poder y sus comentarios, me alegra y orientan a mejorar como hacer disfrutable la historia y narrativa.
Casi me olvido, por favor, denme ideas para el capitulo especial de 100 piedras de poder, que estoy en las nubes...a menos que quieran estas ideas que se me ocurrieron ahora.
1) Un capitulo tipo flashback narrando de como llego y que cosas sucedieron alrededor de Maxwelll durante el salto de casi 2 meses.
2) Un capitulo dedicado al pasado de la familia anterior de "Maxwell" y como llego al mundo de DXD.
3) La vida de Edmon después de la tragedia y como sucedió lo que se vio en el fragmento de memoria en la ciudad de Redgrave en el 2022.
4)Un día a día super tierno y adorable de Ophis con Maxwell y como llego a conocerlo.
5) Lo que cambio en el mundo desde la aparición de Godzilla en rusia.
Esas son las opciones que ofrezco.
Gracias a todos, lamentablemente no puedo mencionar a todos los que dieron su piedra de poder debido a que seria larga la lista, pero hare lo que pueda.
@Kev1n_777
@Arhtur_Blazer
@DaoistlNKLZ2
@Fernanda_Riffo
@Chika_Moza
@La_Chucky
@Virmesane_Mua
@DaoistMCuAEK
@Soledad_alejandra
@black_deku
@Vidal_Zamora
@Virmesane_Mua
@Arleny_Garcia
@Daoistzx5VfJ
@Tomas_Serrano
@wilmer_79
@DaoistQGEBY0
@Bertha_contreras07
@Mario_Murillo_5856
@DaoistvdC0aB
Gracias a todos por su apoyo.
-Lidenskap
X X
—Let's go baby—
Con gran ferocidad el pelinegro se abalanzó sobre el toro de piedra, pero este no se quedó quieto ni perezoso y embistió con gran poder.
El pelinegro esquivó el primer embate, saltando sobre una mesa volcada. Las luces parpadeantes y la música desenfrenada de la discoteca creaban un ambiente frenético, y la multitud que huía gritaba y chocaba entre sí. El joven se sentía vivo, su sangre hirviendo con la emoción de la pelea.
El toro cargó de nuevo, sus pezuñas de piedra golpeando el suelo con fuerza. Rodando hacia un lado, evitó por poco ser aplastado. Sus garras afiladas como cuchillas rasgaron el aire mientras se lanzaba hacia el monstruo. La adrenalina lo impulsaba, y su mente se enfocó en una sola cosa:
Vencer a la vaca con esteroides.
El choque fue brutal.
Se aferró a las pinzas del rostro de la cabeza de ciempiés del toro, sintiendo cómo la piedra raspaba su piel. Sus músculos se tensaron mientras luchaba por mantenerse en pie. El toro retorcía su cabeza, intentando deshacerse del joven. Pero él no cedía. Sus zapatos converse se clavaron en el suelo, y su mirada desafiante se encontró con los ojos del monstruo.
—¡Vamos, niño grande, demuéstrame que no eres solo una simple decoración!— Gritó el pelinegro, su voz ahogada por el estruendo de la música y los gritos de la multitud. Sus garras se hundieron en la piel pétrea, y con un esfuerzo sobrehumano, logró girar al toro y arrojarlo contra la otra barra del bar que aún seguía intacto. Botellas de licor se rompieron, y el toro rugió de dolor por las garras del pelinegro que perforaron su piel.
El joven no se detuvo. Se abalanzó sobre el monstruo, sus puños golpeando la cabeza de ciempiés. Cada golpe resonaba en su cuerpo, pero el monstruo ya no sentía el dolor. Solo la furia y la determinación de destripar a quien le había provocado dolor. El toro se retorcía, su cola de escorpión se agitó y azotó brutalmente al pelinegro. Algo molesto por el azote agarró una columna de soporte cercana y la arrancó para estrellarla contra la frente de la bestia pétrea, haciendo que fuera lanzada en dirección de los baños, la bestia salió tambaleándose.
Alguien de la multitud que huía por un momento volteo a ver si el monstruo seguía, pero lo que observo lo dejó atónita, poco a poco la gente se detuvo y observaron impactados. Habían presenciado cómo una persona agarró una columna de concreto que debería pesar como 1656 kg siendo usado como un bate de béisbol contra el toro de piedra.
El toro se recuperó, sus ojos inyectados en ira a lo que él chico solo sonrió burlonamente, la sangre en su rostro se mezcló con el sudor. El joven no se rendiría fácilmente e iba a cobrar la paga por su cadáver.
La pelea continuó, un frenesí de golpes, patadas, latigazos y esquivas. El pelinegro se sentía eufórico, como si el enfrentamiento fuera un juego adictivo.
El toro de piedra era poderoso, pero él también lo era. La música frenética y agresiva junto a las luces parpadeantes creaban un escenario épico y surrealista para los espectadores de su enfrentamiento, como si vieran a un personaje de una leyenda enfrentado a una prueba divina.
Finalmente, con un último esfuerzo, el pelinegro tomó las tenazas restantes de la cabeza de ciempiés del toro y las golpeó con todas sus fuerzas. El monstruo rugió, aturdido y desorientado por unos instantes.
Aprovechando el aturdimiento de la bestia, el pelinegro lo embistió y lo levantó como un luchador de sumo del suelo, sintiendo cómo su piel pétrea se resquebrajaba ante su poderoso agarre.
Le hizo un suplex alemán a la bestia.
El suelo tembló ante el poderoso impacto.
La gente que observaba se cayó de trasero ante el temblor.
El joven se levantó, jadeando, su cuerpo magullado y ensangrentado. La multitud estalló en aplausos y vítores. El joven pelinegro había vencido al toro de piedra. Se pasó una mano por el pelo sudoroso y sonrió.
Se inclinó y dio las gracias a la gente como si fuera un actor de teatro. No importaba lo que viniera después; esa noche, él era el "héroe" de la discoteca.
Pero sin que se diera cuenta el pelinegro, detrás de él comenzaba a alzarse sobre él la bestia pétrea previamente derribada.
La gente que antes lo aplaudía y gritaba de emoción pronto se silenciaron.
El joven pronto se dio cuenta de la falta de ovaciones de parte de "su" público. —Oigan qué sucede? Porque paran- — Fue ahí que un estridente chillido retumbó en toda la discoteca en ruinas.
—¡Oh vamos, ¿En serio?!— Se quejó molesto.
En respuesta la bestia se alzó por unos instantes sus patas delanteras antes de golpear con gran fuerza el suelo que se agrietaba, de un momento a otro un gran trozo del suelo salió disparado y golpeó al joven mandándolo a volar fuera de la discoteca.
La gente gritó y reanudó su escape pero esta vez algunos no tuvieron tanta suerte al ser repentinamente empleados por picos de piedra que surgieron del suelo.
En las afueras del establecimiento una estrella fugaz se estrelló contra un departamento, ocasionando un estruendoso sonido. Tuberías de agua comenzaron a caer sobre la cabeza del pelinegro, poco a poco el color azabache de su cabello comenzó a desteñirse y revelar un blanco níveo en su cabellera. Este al despertar de su breve inconsciencia, noto el agua fluyendo por su cara e inmediatamente se levantó alarmado y verificó el color de su cabello.
—No me jodas, el tinte se deshizo, carajo. ¡Maldita vaca! Me aseguraré de hacer una barbacoa con tu carne.— Comenzó a rechistar con ira pero en eso nota como la discoteca donde salían la gente comenzaba a derrumbarse.
Decidiendo acabar con todo esto de una vez por todas, el peliblanco comenzó a dirigirse hacia la discoteca derrumbada y acabar con el toro de piedra. Dio un gran salto hasta caer en la camino peatonal frente al derrumbe.
Pero en eso.
—Maxwell dame mas galletas.— Una indiferente y tierna voz dio a conocer su repentina presencia.
Esto por supuesto asustó de sobremanera al peliblanco ahora identificado como Maxwell Ferris, quien soltó un grito agudo y nada masculino.
—¡PUTAMARE! Ophis que te he dicho sobre asustarme de esa manera?! Además, ¡te comiste toda mi comida, ¿y aun así quieres más!?.— Gritó claramente alarmado pero terminó en un siseó irritado e indignado.
A quien se dirigió fue nada menos ni nada más que al Dragón del Infinito o también conocido como Dragón Ouroboros, Ophis. Una "pequeña y frágil niña" de aspecto adorable como el de una niña de 10 a 11 años, su cabello largo obsidiana que se fundía con la oscuridad de la noche que le llegaba hasta las cadera, sus ojos grises que transmite indiferencia ante el reclamo de Maxwell, estaba vestida con un conjunto de lolita gótica con volantes en su vestido que la hacía ver adorable.
—¿No tienes más galletas?— Inclinó tiernamente su cabeza en busca de afirmación y recibió su respuesta afirmativamente del peliblanco.
—Veo. Tendré que empeñar tu departamento entonces.— Sus ojos grises brillaron con determinación ante la solución de un obstáculo desafiante ante su búsqueda del tesoro humano más hermoso, las galletas.
El peliblanco asintió satisfecho antes de congelarse.
—Espera qué dijiste- — Justo cuando se dio cuenta de las siniestras palabras de Ophis el local derrumbado tembló por unos instantes antes de que una colosal criatura emergiera de ella.
La bestia de piedra emergió pero ahora parecía haber crecido varios metros y ahora tenía fragmentos de la discoteca como partes de su cuerpo pétreo, si la música frenética de rock que emite en alguna parte del toro fuera una indicación.
—Hablamos luego Ophis, tengo trabajo que hacer.— Dijo en tono "serio", cuando en realidad parecía que buscaba escapar de la conversación.
—Mmn~, lo tomaré como un si.— Dijo mientras comenzaba a retirarse tranquilamente del gran conflicto y caos en la calles, como si fuera ajena a ellas.
Maxwell gimió exasperado ante su actitud.
Frente a la bestia de piedra que comenzaba a destruir los edificios cercanos, Maxwell gritó para llamar su atención pero no funcionó al verlo tan centrado en destruir todo lo que estaba a su vista, como si la mera existencia de la civilización humana lo ofendiera profundamente.
—Tsk, eh? Podría funcionar.— Chasqueo molesto pero en eso vio un automóvil en un parqueadero cercano estacionado junto a otros, tranquilamente, un Nissan Fairlady Z rojo.
—Oh sí, papá hará un buen uso de ti.— Dijo con entusiasmo mientras se lamía los labios con emoción y sonreía maliciosamente.
Lo tomó y se lo arrojó al toro.
El auto explotó al contacto, la explosión fue ensordecedora, el auto se desintegró en las llamas, pero curiosamente los parlantes que emiten música en alguna parte de la bestia siguió funcionando sin ningún problema, pero el toro de piedra, estaba iracundo.
Al verlo furioso y haber conseguido su atención, él solo sonrió y comenzó a hacer señas, como si estuviera llamando a un perro a jugar.
—¡Vamos Firulais! Venga, vamos, te sacaré a pasear un rato, ¿Te parece?— Se burló mientras silbaba y daba pequeños aplausos antes de hacer gestos como si lo animara a venir a él.
Esto provocó que el toro de piedra soltara un chillido agudo y furioso de su cabeza de ciempiés, el rostro humano en la frente de la cabeza insectoide rechino los dientes y comenzó murmurar hasta que simplemente no pudo más y estalló en ira
—¡MESTIZO! ¿¡TE ATREVES A BURLARTE DE MI!? ¡LO LAMENTARAS, LO LAMENTARÁS, MALDITA ESCORIA!— Soltó un grito brutal que reventó los tímpanos de las personas cercanas al toro, los vidrios de los edificios estallaron.
Pero la sonrisa de Maxwell solo se ensanchó mientras se preparaba nuevamente para el segundo round.
El toro había dejado de destruir los edificios circundantes; ahora solo quería destruirlo a él. Pero Maxwell no era una persona común y corriente, como se vio, era un sobrehumano con gran fuerza y agilidad sobrehumanas además de poseer poderosas garras que atravesaron la piel de piedra de la bestia. Y eso le daba una ventaja.
—Vamos, vaca estúpida.— Maxwell murmuró, su voz apenas audible sobre el estruendo.
Se lanzó hacia adelante, esquivando un golpe de la cola de escorpión. Salió disparado como un misil con sus garras en busca de perforar la piel de la bestia, lo derribó contra un edificio y aprovecho para desgarrarlo, pero para sorpresa del peliblanco sus garras apenas lograron perforar su piel. El toro rugió, pero Maxwell no se detuvo ante este imprevisto. Golpeó rápidamente con fuerza, una y otra vez, hasta que la piel pétrea reforzada del estómago de la bestia comenzó a resquebrajarse ante la fuerza de sus puños.
La música seguía sonando, como si la misma estuviera marcando el ritmo de la batalla. Maxwell se movió con agilidad, saltó del estómago cuando quisieron latiguear con su cola como la otra vez, Maxwell no volvería a caer en ese miserable truco nuevamente, él cayó con gracia depredadora sobre los escombros y evitó el embestida del toro.
Cada golpe, cada movimiento, era una danza mortal.
—¿Eso es todo lo que tienes?— Maxwell provocó, su voz desafiante. El toro respondió con una embestida furiosa, pero Maxwell rodó hacia un lado, o así debería haber sido si no fuera que el toro detuviera su embate para golpear el suelo y de este emergieron lanzas de piedra alrededor de la bestia.
Esto lo sorprendió momentáneamente antes de reajustar su postura y comenzar a evadir las lanzas que emergen a borbotones del suelo, como si fuera una marea interminable de ellos. Harto de estar huyendo, saltó sobre una de las lanzas y lo usó como apoyo para saltar como una bala hacia la fuente de esta marea de ataques indiscriminados.
Ya no había una sonrisa burlona en el rostro azotado por el viento de Maxwell, había irritación y molestia al ver como edificios, coches y otros bienes materiales eran destruidos, para él esto significa que nuevamente él se hundiría en deudas por bienes destruidos, y después de apenas haber saldado su deuda anterior, otra vez tendría una deuda mucho mayor que la otra vez.
¿A quién le gusta estar endeudado?
Pues a Maxwell no. Aunque Ophis piense lo contrario al verlo desde lo lejos, recordando las misiones que Maxwell había aceptado y cómo de estas, más deudas aparecían de ellas, hasta que ella, la Diosas Dragón del Infinito en su inmensurable misericordia se apiado un poco de él y saldo su última deuda hacia el alcalde de la ciudad de Tanabe después del tremendo desastre que causó allí.
Como compensación Ophis obligó a Maxwell aceptar misiones hasta para pagar una dotación vitalicia de galletas Oreo, aunque desde la perspectiva de otro humana esto significa que Maxwell salió de una deuda para entrar en otra, en fin, Ophis obtuvo su dotación vitalicia…todos felices y todos contentos, más bien Maxwell debería estar muy feliz y contento de hacer feliz a la Diosa Dragón que compró su establecimiento de cazarrecompensas, y lo "liberó" de las preocupaciones monetarias en su negocio.
Volviendo a la pelea.
El toro de piedra se alarmó ante la repentina y escalofriante sensación de muerte dirigida a él, cuando vio su fuente su miedo se convirtió en indignación al ver al causante.
—TU MISERABLE- — Bramó indignado y molesto, pero cuando iba a continuar insultando a la miserable cucaracha que tenía el olor al traidor que selló a su especie en el HYPER-INFIERNO, la cucaracha peliblanca impacto precisamente en la frente donde se encontraba el rostro humano de la bestia.
Atravesando efectivamente el rostro y adentrándose dentro de la bestia, esta se agitó maniáticamente con dolor, soltó chillidos inhumanos que provocó escalofríos a quien lo oyera.
Siguió moviéndose erráticamente, destruyendo más edificios y matando a la gente que se acercó intrépidamente para tomarle fotos, hasta que el toro de piedra cayó al suelo, su furia desapareció al igual que su vida. Maxwell salió desde el mismo lugar que entró, empapado de fluidos asquerosos y materia cerebral sobre él, saltó hasta estar frente a los ojos muertos de la bestia que tanto caos provocó en la ciudad de Wakayama en la prefectura del mismo nombre.
La mirada molesta de Maxwell se encontró con los ojos sin vida de la bestia.
—Esto es por mi chaqueta vaca pendeja.— Susurró Maxwell antes de escupir y patear la cabeza de la bestia a modo de desahogo.
Y así, con el toro muerto, Maxwell Ferris se convirtió en el héroe de la ciudad, el "humano" que enfrentó al monstruo de piedra y prevaleció.
Aunque lo de héroe de la ciudad duró poco cuando la policía llegó y le gritaron/exigieron que pusiera las mano en alto donde ellos pudieran verlo.
—Mierda, la policía.—