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50% Amoríos reales prohibidos / Chapter 5: ¡Me iré de aquí!

Chương 5: ¡Me iré de aquí!

De vuelta en el palacio del faraón Ramsés II, Merenptah de dirigía directamente al trono del faraón con rabia e incertidumbre sobre lo que le podía decir el faraón, de camino se encontró con su madre, quien le pregunta que hacia donde se dirigía, con voz seria y sarcástica le dice _voy hacia donde está mi queridísimo abuelo_ Meritamón suena una leve risa y le contesta _ y ¿esa casualidad? Tú a donde tu abuelo_ _Necesito saber unas cuantas cosas nada más, así que quítate de mi camino por favor_ Meritamón le responde enojada _ si es sobre tu padre ya te dije lo que necesitabas saber_ a lo que Merenptah ignoró el comentario.

Ya en el lugar donde yacía el trono del faraón y este sentado con su esposa Nefertari, con una reverencia, Merenptah saluda a los reyes y el primero en hablar es Ramsés _Que temprano te levantas para ser un día de descanso_ _no, esto no es de mis costumbres, sin embargo, quería llegar temprano ante usted, para decirle unas cosas_ Nefertari le responde _vaya, miren quien se dignó a dirigirnos la palabra, después de que casi se ahorca el mismo_ soltando una carcajada sarcástica, Ramsés serio le responde _ya sé lo que me quieres decir o preguntar, porque sé que esta reunión no para decirme como gobernar_ Merenptah nervioso le responde _no su majes…_ Ramsés lo interrumpe y se pone de pie _ya sé lo que me quieres preguntar _caminando de lado a lado _y mira te voy a decir algo, piensas que es algo que necesitas encontrar o sientes que debes saber, pero que harás si te llegara a decir, te apuesto mil monedas de oro que te sentirás igual, tal vez un poco triste pero ya. La vida no se trata de buscar solo una cosa que tal vez sea insignificante para nosotros pero le damos tanta importancia que nos consume y pensamos que lo necesitamos, cuando perfectamente podemos vivir sin eso_ Nefertari con cara de asombro le dice _cuanta razón esposo mío…_ Merenptah ya enfadado le dice _ ¡tú qué sabes! solo porque conociste a tu padre y te enseñó todo lo que sabes, lo dices y créeme que no será así, es mi padre, por lo dioses Ramsés ayúdame_ Ramsés harto le responde _mira yo no sé que es lo que hice con tu padre. Se lo encomendé a un guardia que ahora está muerto, por lo tanto nunca lo sabrás nieto mío_ Merenptah enfadado se marcha y se va a buscar a su madre, quien la encuentra en el patio del palacio y le dice sollozando _madre perdón por tratarse así, no lo tuve que hacer y tuve que hacerte caso simplemente_ volteándolo a ver _ves Merenptah, por no hacerme caso estás como estás, sabes cómo es Ramsés y te pones en eso, vete a llorar a otra parte, aquí estoy relajada observando el río Nilo y me obstruyes la vista y la calma_ Merenptah se dirigió a sus aposentos, ya en ese lugar, se acostó y se quedó dormido, en la noche se despertó y se dijo así mismo _ya estoy muy grande, ya puedo vivir solo_ dicho esto, Merenptah agarró sus cosas, sus joyas, vestimenta y una daga que su madre le había dado como regalo de cumpleaños, diciéndole que esto era de su padre.

Una vez fuera del palacio, no paró de caminar nervioso y atento entre las casas de los nobles con una antorcha y sus cosas y cada vez que pasaba por una de las casas se asustaba más y sentía la presencia de alguien, como si le fuesen a robar, caminando entre vagabundos y esclavos, por fin llegó al desierto en medio de la nada y se instaló ahí por esa noche, sin absolutamente nada de comida ni agua, solo aferrado a su daga y a sus cosas, se acostó en la cálida arena del desierto, mirando a lo lejos el palacio y el Bajo Egipto.

No podía conciliar el sueño, por el aullido de miles de animales a la vez, que cada vez sonaban más fuerte, hasta que, en el amanecer, logró conciliar el sueño y bajo aquel abrazador sol de la media mañana, unos ladrones que se hacían llamar mercaderes lo encontraron y lo trataron de despertar.

Merenptah cuando abrió los ojos, vio el aspecto de esos hombres y exclamó ¡papá!, algo confundidos, uno de los 2 ladrones le dijeron _ ¿papá? No sabía que tenía un hijo, creo que estás equivocado y será mejor que te cubras porque Ra, nuestro dios del sol, está furioso y hace mucho calor.

Desorientado Merenptah se levanta y les pregunta _ ¿a dónde estoy? _ un ladrón le responde _niño parece que eres egipcio y estás a las afueras del imperio Hitita, si quieres nos acompañas, nos dirigimos hacia Egipto_ confundido Merenptah se pregunta a sí mismo si lo que vio en la noche en verdad era Egipto o estaba viendo al pueblo enemigo de su Egipto, luego Merenptah algo nervioso les responde a los ladrones _ ¿les queda espacio para uno más? Soy hijo de la princesa Meritamón y necesito llegar al palacio o por lo menos como son mercaderes, llévenme al mercado de joyas por favor_ los ladrones asombrados e imaginándose todo el oro que se ganarían secuestrando al hijo de una princesa no lo pensaron 2 veces y dijeron que sí.

De camino le ofrecieron subirse al burro que llevaba las mercancías robadas y le ofrecieron agua a Merenptah y el muy sediento y cansado les aceptó las dos propuestas.

Casi todo el viaje fue muy callado, hasta uno de los ladrones no se aguantó más y le preguntó que hacía ahí tirado si era de la realeza a lo que Merenptah les responde _es una larga historia que ahorita no quiero recordar ahorita, solo caminé y caminé desde el palacio y no me di cuenta que estaba casi donde los Hititas_ _hombre de pocas palabras, tal vez te emociones a lo que realmente nos dedicamos, veo que traes una preciosa daga hecha de oro con lapislázuli y unas joyas que no se conseguirían más que en la realeza_ preocupado Merenptah les pregunta que si son ladrones y abraza a todas sus cosas y el otro ladrón le responde _no solo somos ladrones, somos piratas del río Nilo y estás a punto de ser nuestra víctima_ Merenptah ya preocupado y muy asustado le responde _si quieres puedes dejarme aquí y ustedes sigan con su camino, allá hay otro mercader con más oro, por las bolsas que trae_ los dos ladrones vuelven a ver a donde les señaló Merenptah y lo botaron del burro y se fueron detrás de aquel mercader, Merenptah buscó el río Nilo para beber agua pero su deshidratación pudo más que el y se desmayó, hasta que en la noche se vuelve a despertar, todo quemado del abrazador sol y a como pudo siguió caminando por la calidez y soledad de la noche, su única compañera era la luna, hasta que vio unas antorchas prendidas y se dirigió hacia ellas…

Mientras tanto en el palacio egipcio, casi nadie notaba la ausencia de Merenptah, solo su madre que suplicaba a Ramsés, enviar unos soldados para buscarlo pero Ramsés se negaba y le decía _seguro ya se fue a buscar a tu amante, con quien rompiste las reglas egipcias, además ya es muy grande y puede cuidare solo…


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Chương 6: Venganza

De vuelta en el palacio del imperio Hitita y en medio de aquella fiesta lujosa organizada por los padres de Emira, esta se encontraba a unos cuantos metros de Dalila y de Hattili y sin ser descubierta aún por ellos, se posó en una pared para escuchar la conversación de ellos dos para ver que se traían.

_ ¿Dalila y desde cuando conoces a la princesa? _ acomodando su cabellera, le responde _la conozco desde que somos dos niñas, compartíamos mucho pero un día sucedió una discusión y Emira nos echó del palacio a mí y a mi padre y hasta hoy después de mucho tiempo la vuelvo a ver_ algo intrigado Hattili le pregunta _ ¿pero y los reyes no hicieron nada al respecto para recuperar su amistad? Se supone que los reyes deben resolver todo_ con una sonrisa sarcástica, Dalila le dice _Emira controla a sus padres y si por ellos fuera, Emira reinaría desde ya y ellos serían sus súbditos, a mi padre lo castigaron a trabajos forzosos por unas cuantas lunas_ a lo que Hattili replica _interesante, pero sabes algo, me gustó platicar contigo un rato, deberíamos ser buenos amigos y continuar hablando, llega un día a mi casa, todo mundo sabe donde queda la casa de Hattili_ despidiéndose con un beso en la mejilla.

Emira carcomida por celos y rabia, no se percata de un sirviente que viene y al tratar de huir choca con él y deja caer unas copas, haciendo un ruido que se escucha por el lugar y a lo que Hattili y Dalila van a averiguar que es y dan con la sorpresa de que un sirviente se tropezó y con un gesto caballeroso Hattili le ayuda a levantarse y esté dándole la mano le pregunta _ ¿qué le ocurrió señor? _ apenado el sirviente dice _Sin querer choqué con la princesa Emira y boté estas copas y por suerte no estaban llenas, mis disculpas y por favor no le digan al rey_

Dalila pensante se da cuenta de que Emira los estaba espiando, a lo que idea un plan para vengarse de Emira.

Retirándose cortésmente, Dalila se dirige hacia los aposentos de Emira y la encuentra reposada en su cama llena de ira.

Dalila se posa sobre un marco bañado en oro y sarcásticamente le cuenta _creo que ya te diste cuenta quien me invitó a su posada y créeme que fue sin ninguna intención, si quieres hasta te lo puedo presentar_ pensante sobre qué responderle, Emira se echa una leve carcajada y le dice _por si no lo recuerdas soy la princesa y no necesito de nadie para presentarme, todo el imperio sabe quien soy, por lo que más tarde seré yo la que pase con él en sus aposentos_ con un tono orgulloso, Dalila le dice _ pues ya veremos

Dalila sin perder tiempo, se retira y se dirige a donde se concentraba la multitud y vigilante espera a Emira quien no tardó en llegar y cuando esta se presentó, buscando a alguien en la multitud, Dalila se enrumba donde Hattili y lo lleva a donde está la parte más alta y Emira cada vez más cerca de ellos, Dalila le da un beso apasionante a Hattili y Emira llegó al lugar justo a tiempo para ver esta escena amorosa a lo cuál Emira reaccionó muy mal y enfurecida les dice _¡váyanse de mi fiesta ya, no los quiero ver nunca más, salgan de mi vista antes de que llame un guardia _ Hattili sonrojado y apenado y Dalila satisfecha salen de la mano no sin antes Dalila replicarle _te lo dije amiga, tú no ibas a lograrlo por tu ego_ saliendo ambos con paso elegante y Dalila victoriosa con su plan.

Emira furiosa corre a donde su padre quien se preparaba para abrir el banquete de cena que tenían preparado los reyes para los invitados, casi llorando dice _Dalila se besó con Hattili, la única persona que me parecía atractiva y todo es por tu maldita culpa, te odio_ el padre sin prestarle mucha atención le dice _sabía que Dalila iba a hacer eso y sabía como ibas a reaccionar, por eso le dije que te lo presentara, así que ponte para empezar la cena_ furiosa pero con una sonrisa fingida en el rostro, empezó el banquete, con pavos, vino, frutas exóticas, y carnes de las mejores calidades que se podrían conseguir y por ello lo más costoso.

Emira mientras comía no podía dejar de pensar en aquella imagen que se le quedó grabada de aquel beso, terminó su cumpleaños intranquila por esa imagen que la atormentaba, no pudo dormir bien ni siquiera, pensando en ello.

En los jardines del palacio al día siguiente de la fiesta, sentada recordaba aquellas palabras del rey diciendo que nadie la podía soportar y pensando de que tal vez Hattili podía soportarla, que no era tan difícil soportarla, hasta que decidió ir a la casa de Hattili, agarró su carruaje real, chapado en oro y dirigido por los mejores caballos de la región, iba preguntando a cada persona ¿dónde queda la posada de Hattili? a lo que ninguna persona pudo contestarle, sin respuesta, se devolvió al palacio furiosa.

Al día siguiente hablando con su padre, este le recomendó salir de viaje a las afueras del imperio, para que reflexionara sobre el propósito de su vida y quien era realmente, esta idea asustó a Emira y no le gustó para nada, asumiendo que sus padres no la querían lo suficiente. Durante el resto del día pensó en esa propuesta, fue a donde su padre y le comentó _tienes razón padre, iré de viaje, pero quiero una guardia completa, con tus mejores hombres del ejército para sentirme segura, porque no quiero que nadie me robe, soy la princesa y quien lo intente estará condenado_ el padre acomodándose en su silla del poder le dice _claro que sí hija, estarás acompañada siempre y no dejaré que nadie te ponga un dedo encima.

A la mañana siguiente todas sus siervas corriendo para alistar todas las cosas de Emira, quién ya partía hacia las afueras del imperio.

Emira se despidió de sus padres diciendo _espero que no me pase nada y que estas inútiles hagan su trabajo de echar todo_ la reina le responde _claro que sí hija, te va a ir muy bien, así descansas y tu padre y yo descansamos de ti un poco_ Emira furiosa le responde _pues yo descansaré en medio de la nada y no escucharé sus molestas voces por unas cuantas lunas_ retirándose, se dirige a su carruaje.

Llega al lugar donde se iban a quedar, se veía todo el imperio desde el desierto, todas las siervas colocaban la tienda donde se iba a quedar Emira y le acomodaban sus cosas, mientras ella mirando a su alrededor contemplaba el paisaje y sentía el viento, ve a lo que parecían ser comerciantes con un burro a lo lejos y quien lo montaba tenía joyas preciosas y un aspecto egipcio, sin darle importancia se dirigió a su tienda para tomar algo, ya que el sol era agotante.

Llega la noche y prenden todas las antorchas y se turnaban los guardias la vigilancia del perímetro y Emira cenaba hasta que alguien se apareció ante los guardias quemado por el abrazador sol…


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