Verás, soy muy bruta para todo lo que tenga que ver con el corazón y ella lo sabe, Paula me mira con decepción luego de escuchar mi intento fallido de halago.
— Pensé que serías mejor— Paula dice esto, tocando sus sienes.
Hemos estado casi una hora en este parque desde que salimos del colegio y no he sido capaz de nada, Paula está con su paciencia agotada y yo acabo de descubrir que esto no es lo mío, yo solo sirvo para leer y fastidiar a mí abue.
— Bueno, nunca he tenido ninguna relación amorosa— me excuso, porque es la verdad.
— Cuando nos conocimos dijiste que mi sonrisa es hermosa— recuerda ella y yo no veo el punto— Quizá tú manera de coquetear sean comentarios sinceros con cara de aburrimiento.
— Yo no te estaba coqueteando, solo resaltaba lo linda que es tu sonrisa— explicó, porque me siento en la obligación.
— Ya lo sé, babosa— recalca Paula— Solo halaga a Ángela pero sonriendo, no luciendo esa cara de odio eterno a todo.
— Okay— acepto mientras ruedo los ojos, no me gusta que me regañen.
— Me voy— se despide ella.
Paula es rara, a veces sonríe pero su sonrisa es diferente, no se despide y es cuidadosa de lo que habla. Cada vez que estoy cerca a ella, tengo ganas de saber más o estar más cerca, cuando la miro fijamente siento una opresión en la boca del estómago y me gusta el tono de su voz.
Ahora no sé si ella es rara o yo lo soy.
Cuando llegó a casa, me encuentro con la abue leyendo un libro de poesía y me siento a su lado.
— ¿Dónde estabas?— pregunta la abue dejando el libro a un lado.
— Aprendiendo a coquetear— le digo mientras acomodo mi cabeza en el hombro de la abue.
— ¿Y qué tal te fue?—
— Soy un fracaso— respondo y la abuela empieza a reírse.
— Es de familia— se burla ella para luego dejarme sola en el sofá.
Sinceramente, no se porque diablos hago esto pero me siento mareada de pensarlo, ni siquiera voy a tener una oportunidad con Ángela, solo lo hago porque soy masoquista y pendeja, debería empezar a hacerme a la idea que nunca le voy a gustar a ella, esto es una porquería.
Voy a mí habitación y me quito el feo uniforme escolar para ponerme una pijama de Attack On Titan, luego me pongo a hacer las tareas y empiezo el ensayo del poema.
Ni siquiera es claro para mí que quiere transmitir el poema o lo que me transmite, quiero arrancar los pelos de mi cabeza pero eso no va a solucionar absolutamente nada y no soy demasiado bonita como para pensar en un cambio de look tan extremo, luego de cinco crisis existenciales, Pacho entra a mi habitación y se sienta a mí lado.
— Buen poema— dice leyendo el libro en mi escritorio.
— No lo entiendo— digo yo mirando mis hojas, del fallido ensayo— No entiendo lo que quiere transmitir o lo que me transmite.
— Pienso que es sobre alguien solitario— dice Pacho, tomando el libro entre sus manos— Y las sombras del pasado habitando cerca de él.
— Que profundo— susurró y Pacho me da un golpe en la cabeza para luego irse— Que fastidio, todos me pegan.