En un campo de refugiados, un hombre fornido se encontraba en medio de la carretera, aunque tenía a más de una docena de personas amedrentadas.
—Lin, ¿realmente has endurecido tu corazón contra mí? —Zhang Hu fulminaba con la mirada a su archienemigo, rechinando los dientes de odio, deseando poder abalanzarse sobre él y golpearlo hasta hacerlo papilla.
Detrás de Zhang Hu, más de una docena de hombres que lo animaban también observaban a Lin con cautela.
¡Una pelea brutal estaba a punto de estallar en cualquier momento!
—Lin Yong miraba sin emoción mientras enfrentaba a Zhang Hu y su grupo, las palabras que escupía eran suficientes para enfurecer a cualquiera hasta la muerte, Mírense, tan patéticos que solo se atreven a intimidar a los viejos, los débiles, las mujeres y los niños. Si tienen agallas, luchen adecuadamente conmigo. ¡El que pierda es el nieto!