Después de varios días navegando por mares inciertos, el Explorum Nova Tevra llegó a su primera parada: la isla de los Artipewos. La nave avanzó a través de aguas cristalinas, bordeadas por costas de exuberante vegetación y montañas onduladas que se alzaban majestuosamente en el horizonte.
Alaric observó con atención mientras el barco se acercaba al muelle de la isla. La Artipewa, una cultura indígena con la que los Oftalmolecusanos, Yametenses y Vorómadas habían establecido alianzas, era conocida por su hospitalidad y su habilidad para comerciar. Sus habitantes eran expertos en la creación de materiales que podían ser de gran ayuda para una expedición como la suya.
La tripulación desembarcó en un muelle de madera decorado con intrincadas tallas de figuras mitológicas y símbolos tribales. Los Artipewos, con sus ropajes coloridos y adornos de plumas y piedras preciosas, recibieron a los recién llegados con una mezcla de curiosidad y calidez.
El líder de los Artipewos, un anciano venerado llamado Siranak, se acercó a Alaric con una sonrisa respetuosa. "Bienvenidos a nuestra isla, Sir Alaric. Hemos escuchado hablar de su valiente empresa y estamos aquí para ofrecer nuestra ayuda."
Alaric inclinó la cabeza en señal de respeto. "Agradezco profundamente su hospitalidad, Siranak. Estamos en busca de recursos que nos ayuden en nuestra travesía. La región que exploramos es desconocida y requerimos materiales que fortalezcan nuestro barco y sustenten a nuestra tripulación."
Siranak asintió con comprensión. "En nuestro taller y almacén tenemos lo que necesitan. Sin embargo, también debemos pedirles que, al regresar a su reino, envíen más recursos a nuestra isla. Nuestros suministros están limitados y debemos prepararnos para el invierno que se aproxima."
Alaric tomó nota de la petición y se dirigió al área de suministros donde los Artipewos habían reunido materiales: cuerdas reforzadas, madera resistente, y herramientas especializadas para reparaciones. La tripulación se afanó en cargar los materiales a bordo mientras el cielo comenzaba a oscurecer, pintando la isla con tonos dorados y morados.
Mientras los Artipewos trabajaban junto a los marineros, Alaric aprovechó la oportunidad para aprender más sobre la cultura local. Observó cómo los artesanos trabajaban en sus talleres, creando intrincadas piezas de joyería y tejidos, y se maravilló con la rica tradición oral que mantenían viva a través de canciones y relatos.
La noche cayó sobre la isla, y la tribu ofreció una cena de bienvenida en su aldea. La comida estaba llena de sabores exóticos que Alaric nunca había probado antes: pescados ahumados, tubérculos asados, y frutas tropicales. La celebración incluyó danzas y cantos, un espectáculo de colores y sonidos que dejaba claro el profundo vínculo de los Artipewos con su tierra y sus ancestros.
Alaric se sintió renovado por la experiencia y por el apoyo que recibió. Sabía que el tiempo en la isla era limitado y que su expedición continuaría hacia territorios aún más desconocidos. Al amanecer, el Explorum Nova Tevra estaría listo para zarpar nuevamente, esta vez con un renovado sentido de preparación y propósito.
Antes de partir, Alaric se dirigió a Siranak. "Agradecemos sinceramente su ayuda y la generosidad de su gente. Prometemos regresar a Oftalmolecusamp con más recursos para su isla."
Siranak sonrió, su expresión llena de sabiduría y esperanza. "Que los dioses guíen su viaje, Sir Alaric. Que encuentren lo que buscan y regresen a nosotros con buenas noticias."
Con las provisiones y materiales cargados, la tripulación se preparó para zarpar. El Explorum Nova Tevra se alejó del muelle, dejando atrás la isla de los Artipewos mientras avanzaba hacia nuevas aventuras. El horizonte se abría ante ellos, prometiendo misterios y descubrimientos en el vasto y desconocido continente que tenían por delante.