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77.93% El Elegido del Infierno / Chapter 113: Mentira

Chương 113: Mentira

Le ordenó al sistema ( Nagios) que adoptara las siguientes características:

Primero, crearía una tienda de pociones y recursos. Este apartado permitiría a los usuarios comprar pociones y materiales esenciales para el cultivo, haciéndolos más accesibles para aquellos que deseaban desarrollar sus habilidades. Ian sabía que, al ofrecer estos recursos, no solo promovería el crecimiento de sus seguidores, sino que también controlaría el flujo de materiales valiosos.

Luego, que fragmentara los métodos de cultivo del cristal. Cada parte de los manuales estaría disponible para la venta, lo que permitiría que los usuarios adquirieran nuevas técnicas a su propio ritmo. Esto le daría a Ian el poder de regular qué tan rápido sus seguidores progresaban y qué técnicas avanzadas estarían a su disposición.

También incluyó una sección dedicada a armas y equipos, donde los usuarios podrían comprar equipo mejorado. Estas armas y herramientas serían esenciales para sus seguidores, asegurando que tuvieran los medios necesarios para fortalecerse y cumplir sus roles bajo su mando.

El paso final, y quizás el más importante, fue implementar el método vinculante del alma que había adquirido. Este método forzaría a los usuarios a realizar un contrato de lealtad, asegurando que no pudieran traicionar a Ian ni a la Tierra. Al aceptar el sistema, los usuarios se atarían de por vida a estas condiciones.

Días después de que Ian hubiera completado la fusión del sistema Nagios con el cristal de los manuales de cultivo, algo extraordinario comenzó a suceder. El sistema, alimentado por la energía acumulada en el cristal, comenzó a liberar sus subsistemas uno por uno. Al principio, el proceso fue lento, casi imperceptible, pero luego, de manera acelerada, Nagios empezó a expandirse.

Primero, Japón fue el epicentro de este fenómeno. Las mentes de las personas en todo el país fueron invadidas por una notificación repentina, una voz que susurraba con fuerza. Sin previo aviso, una pantalla virtual apareció ante sus ojos, visible solo para ellos, flotando en el aire como una visión holográfica. Nadie podía ignorarla.

Luego, en cuestión de horas, China y Corea se vieron envueltas en la misma experiencia. El sistema continuaba extendiéndose, como una ola invisible de energía que atravesaba continentes. La expansión no se detuvo allí; en poco tiempo, todo el mundo fue alcanzado. Miles de millones de personas, sin importar su ubicación, cultura o condición, recibieron la misma notificación.

Una sola frase resonó en sus mentes:

"El sistema de defensa de la humanidad ha sido activado."

La pantalla virtual que acompañaba esta voz mostró la figura de un anciano con aspecto venerable. Vestido con túnicas de estilo taoísta, su larga barba blanca caía como una cascada de sabiduría. Sus ojos, profundos y serenos, miraban a cada persona a través de la pantalla, como si pudiera ver más allá de lo visible.

El anciano habló con una voz que llevaba el peso de los siglos:

"Mi nombre... lo he olvidado hace mucho tiempo. Pero lo que puedo decir con certeza es que soy humano. Hace milenios, la Tierra era un lugar de poder inconmensurable, y los seres humanos eran capaces de hazañas inimaginables."

La imagen del anciano proyectaba una tranquilidad que contrastaba con la magnitud de sus palabras. Mientras hablaba, las imágenes de lo que describía comenzaron a aparecer detrás de él. Estas visiones mostraban figuras humanas colosales, capaces de mover la luna con una mano, dividir océanos con una simple mirada y apagar soles con un solo suspiro. Era un pasado remoto, una era dorada en la que los seres humanos y la energía espiritual eran uno solo.

Pero ese poder no duraría para siempre.

Mientras el anciano continuaba hablando, su mirada se volvía más melancólica, como si estuviera reviviendo recuerdos amargos.

"Todo eso quedó en el pasado," dijo, su voz bajando de tono. "La energía espiritual, esa fuerza que alimentaba nuestras capacidades, comenzó a desaparecer gradualmente de la Tierra. Al principio, lo notamos en pequeñas cosas: los técnicas eran tan efectivos, las técnicas ancestrales no producían los mismos resultados. Pero, con el tiempo, lo que antes era un flujo interminable de poder se convirtió en un goteo insignificante."

En la pantalla, se veían imágenes de sabios y guerreros antiguos, seres que una vez fueron poderosos, luchando por adaptarse a la pérdida de la energía espiritual. Los ríos de energía que solían fluir a través de sus cuerpos se desvanecían, y los seres humanos que alguna vez fueron como dioses quedaron reducidos a simples mortales.

El anciano hizo una pausa, como si estuviera recordando la desesperación de aquellos días.

"Algunos de nosotros, los más sabios, buscamos respuestas en otros mundos. Sabíamos que el universo era vasto y que la energía espiritual, aunque extinta aquí, seguía existiendo en otros rincones del cosmos. Muchos decidieron partir en busca de esos mundos, dejando la Tierra atrás para siempre. Viajaron a dimensiones ocultas, a planetas remotos, con la esperanza de continuar su entrenamiento y preservar sus habilidades."

La pantalla mostró imágenes de portales dimensionales abriéndose, de figuras humanas desapareciendo a través de ellos hacia mundos desconocidos. Parecía un éxodo masivo, un intento desesperado por preservar lo que quedaba de su grandeza.

Pero no todos eligieron ese destino.

"Otros, como yo," continuó el anciano, su tono firme y decidido, "nos negamos a abandonar nuestro hogar. La Tierra era nuestro lugar de nacimiento, y no podíamos abandonarla a su suerte. Nos quedamos, aunque sabíamos que estábamos condenados. Con el tiempo, nuestros cuerpos se debilitaron, nuestras almas se desvanecieron, y al final, perecimos junto con la energía que alguna vez nos dio vida."

Las imágenes mostraban a los últimos de esos grandes seres sucumbiendo, sus cuerpos desvaneciéndose en el polvo, mientras la Tierra misma se volvía un lugar más frío y menos mágico. Pero antes de desaparecer por completo, aquellos que se quedaron dejaron un legado.

El rostro del anciano en la pantalla, aunque marcado por el peso de los siglos, mostró un atisbo de esperanza. Sus ojos brillaron mientras revelaba el verdadero propósito del mensaje.

"Aunque nosotros perecimos," continuó, "no nos fuimos sin dejar algo para las generaciones futuras. Sabíamos que, un día, la energía espiritual podría renacer en la Tierra. Y cuando eso sucediera, la humanidad se enfrentaría a grandes peligros. No solo porque la energía regresaría, sino porque otras fuerzas externas, aquellas que observan desde las sombras, se sentirían atraídas hacia este renacer."

El anciano dio un paso hacia adelante, como si quisiera asegurarse de que todos comprendieran la gravedad de sus palabras.

"Por eso, antes de nuestro fin, dejamos un sistema de defensa, un legado para aquellos que vendrían después de nosotros. Ese legado es lo que ahora conocen como el Sistema de Defensa de la Tierra."

La pantalla detrás de él cambió, mostrando el símbolo del sistema que ya todos tenían frente a ellos. Era el mismo que había invadido sus mentes y que ahora formaba parte de sus vidas. La presencia del Sistema de Defensa de la Tierra no era solo un simple software o una herramienta de aprendizaje; era mucho más.


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