Dora lo miró, sus ojos abiertos de confusión —¿qué estás diciendo? Tenemos que acabar con él. ¡Esta es nuestra oportunidad!
—Estás precipitada Dora, si hacemos las cosas a la prisa, hay una buena posibilidad de que no hagamos nada en absoluto. Retirámonos por ahora, regresaremos con todas nuestras fuerzas.
—Es hora de que la manada de licantropía salga en pleno —él entrecerró los ojos.
—¿Cómo llegamos a ellos? —preguntó Nyx.
—Todavía recuerdo las manadas a las que los envié. Iré de nuevo y haré un llamado. Es hora de hacer uso de las relaciones —dijo con firmeza.
Dora lo miró fijamente, suspiró —si tú lo dices —murmuró.
—Tal vez quieras ordenar que pare la lluvia —tosió Nyx
Ella arqueó las cejas —oh, sí —gimió, levantándose.
Ella extendió sus brazos a regañadientes, con los ojos cerrados —Παύσε βροχη! (Cesa, lluvia.)
La lluvia cesó, con las nubes apartándose, revelando un vislumbre del cielo.
Archi tembló cuando la lluvia cesó.