—Señorita Anna Hayden fue vista visitando el bar de Sanson de nuevo —escribió Ron—. La he seguido como usted me indicó y resulta que consiguió una noticia bastante importante.
Ron terminó de escribir el mensaje y pulsó "enviar", soltando un largo y agotado suspiro. Se sentía incómodo espiando a su colega, pero también le causaba mucho malestar espiar a la señora Ashford.
Sus manos comenzaron a temblar cuando notó que su mensaje había sido abierto por el receptor y sintió que su corazón latía más rápido. La situación era demasiado estresante para soportarla.
Mientras tanto, en los confines extranjeros y algo incómodos de una habitación de hotel, los ojos de Ricardo repasaban una y otra vez el contenido del mensaje enviado por su asistente, las palabras rehusaban asentarse en su cerebro.
—¿No solo los rumores de que ella era una anfitriona eran ciertos sino que también tiene un hijo al que dejó atrás? —pensaba Ricardo, confundido.