—Desde este momento, ¡eres mi esclava! —Guo Yi declaró duramente.
—¡Sí! —Duan Feifei no se atrevió a mostrar la menor resistencia, su corazón incluso albergaba un anhelo vago e inmensa satisfacción—. ¡Maestro!
—¿Quién te hizo hacer esto? —preguntó Guo Yi.
—¡Fue Ling Zicheng! —respondió Duan Feifei.
—¿No te contó cómo maté a Ding Qianqiu en el río Xi Liu y aniquilé a Ni Cangtian en la cumbre del Monte Hua? —Guo Yi se burló.
—¡Ah! —Duan Feifei exclamó conmocionada—. Siempre ha habido un rumor en China de que un Gran Maestro Guo ha surgido en la Ciudad Jiangnan. Alguien que podría matar a Ding Qianqiu y aplastar a Ni Cangtian... ¿Podría ser... que ese Gran Maestro Guo seas tú?
—¡Correcto! —Guo Yi asintió.