Pero alguien tan orgulloso como Rafael naturalmente creería que no había hecho nada malo durante sus encuentros anteriores. Sin embargo, Hera podía ver que él no era un caso perdido. Ella notó patrones en su comportamiento probablemente moldeados por su educación, que explicaban cómo sus padres estaban criando a Minerva de manera similar.
Había escuchado de una amiga que la gente a menudo usa su familia como referencia para cómo otros deberían tratarlos. En el caso de Rafael, ser mimado y consentido por su familia lo llevó a crecer arrogante y egocéntrico. Esta educación explicaba por qué Minerva se convirtió en una niña mimada y Rafael desarrolló una actitud altiva. De entre todos los protagonistas masculinos, Rafael era el más arrogante.