—¿Deseas atacar a la familia real durante las vacaciones? —preguntó ella.
El Alfa asintió. —Sí.
—Así que mientras la familia real esté en la villa justo al lado de nosotros, esperando relajarse y pasar tiempo con sus seres queridos... ¿es entonces cuando la Manada del Río Sangriento les asestará el golpe?
—Sí. Ese es el momento en que su guardia estará más baja —Leland explicó pacientemente. Dijo todo esto en una voz suave y gentil para no asustar a su pareja, no quería que ella viera ese lado de él.
Sin embargo, esto era todo para lo que Leland había sido criado y preparado para hacer.
La expresión de Sophie era sombría y de repente un malestar incómodo presionó en el fondo de su mente. —Cuando dices que acabarás con la familia real... ¿Realmente te refieres a todos?
—Sí, todos —Leland explicó con una expresión seria mientras negaba con la cabeza—. Todos ellos son demasiado reacios a aceptar a los licántropos y declararán guerra por siempre si incluso uno de ellos sobrevive.