—¡Valerio! —exclamó.
En el sofá, Valerio, que estaba sentado con las piernas cruzadas, las manos entrelazadas y su mirada fija en ella.
—Estás despierta —le dijo con un brillo frío en sus ojos.
—Sí, estoy despierta, pero no entiendo por qué me miras así. Da miedo. Pensé que mi alma casi abandona mi cuerpo —Everly tomó un profundo suspiro de alivio y bajó de la cama.
—¿Fue tan malo? —Valerio preguntó mientras inclinaba la cabeza hacia atrás.
—¡Sí! —respondió Everly y caminó hacia él.
Con los brazos en jarras, arqueó las cejas hacia él.
—¿Por qué me mirabas de esa manera? ¿Pasó algo? —preguntó, sintiendo que algo había sucedido.
—Apuesta a que sí —Valerio respondió y se levantó del sofá.
Se acercó a ella, y Everly levantó la cabeza para mirarlo.
—Valerio... —murmuró su nombre y parpadeó rápidamente al momento siguiente cuando él de repente agarró su hombro y la miró fijamente.
—¿Quién... es Víctor? —preguntó él.