Llegaron a casa con Levian y caminaron directamente hacia la sala de estar.
Everly se detuvo y se volvió para mirar a Levian.
—Levi —lo llamó ella.
Curioso por saber cuál era el problema, Levian la miró fijamente.
—Sé que no te gusta quedarte con personas que no conoces, pero ¿te importaría quedarte aquí con nosotros por ahora? Pronto encontraré un lugar para que vivas, ¿de acuerdo? —preguntó y Levian asintió lentamente con la cabeza.
—No me importa —respondió ya un poco acostumbrado.
Quiero decir, se quedó con Raphael y sus hombres durante dos años, aunque principalmente lo mantuvieron encerrado solo en la habitación, pero ¿qué podría ser peor que eso?
—Eso está bien —Everly le sonrió y le revolvió el cabello.
Se dio la vuelta para enfrentarse a Valerio, y con las manos detrás de la espalda, le sonrió con evidente intención de hacer una solicitud.
—Valerio… ¿él puede– —empezó.
—Claro —respondió Valerio, sabiendo ya de qué sería su pregunta.