El tiempo se detuvo en el instante en que los labios de Tiana se encontraron con los suyos. Nicklaus estaba atónito, pero no tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo porque, antes de que pudiera pensar, Tiana agarró su cabello con la mano, jalándolo hacia ella y profundizando el beso.
Su corazón latía tan rápido que dudaba de estar haciéndolo bien. Este no era su primer beso ni la primera vez que lo besaba a él. ¿Por qué estaba tan nerviosa?
Sus labios eran suaves contra los de ella. Al igual que la última vez, pero esta vez, sentía como si fuera un afrodisíaco. Cuanto más lo besaba, más deseaba seguir besándolo.
Nunca se había sentido así con ningún hombre antes. Ni siquiera con Adrián. ¡Nicklaus era otra cosa, algo nuevo, algo salvaje!
Lo deseaba. ¡Nunca había ansiado tanto a alguien!
Era como una droga, ¡y ella estaba quedando adicta!
Nicklaus estuvo rígido solo por un segundo antes de que sus manos rodearan su cintura y la atrajeran hacia él.