—¿Llamar su nombre? —preguntó ella, alzando ligeramente las cejas.
—¿Se levantó del lado equivocado de la cama hoy? ¿A qué viene toda esa extraña actitud? ¿O realmente estaba considerando acostarse con ella? —Su rostro se puso tan pálido que parecía que iba a desmayarse del shock.
—¿...estás hablando en serio ahora mismo? —Ella preguntó.
—¿Qué? ¿No quieres hacer eso? —Nicklaus sonrió, inclinando la cabeza.
Tiana apretó los labios. No dijo una palabra.
Cuando vio que ella no respondería, acercó su asiento al suyo, sus ojos se fijaron en los de ella. Tiana quería mirar hacia otro lado, pero su mirada era tan cautivadora que solo podía mirar directamente dentro de sus ojos.
—Estaba pensando —susurró—. Levantando su mano, recogió algunos mechones sueltos de su cabello detrás de su oreja. —Debería empezar a tratarte más como mi amante que como una empleada.