Feng Tianyi sabía que el camino hacia la recuperación no era fácil. Desde el momento en que el terapeuta lo ayudó a levantarse de su silla de ruedas hasta apoyarse en dos barras paralelas, fue un desafío para alguien que había estado atascado en una silla de ruedas durante años.
Sus músculos de los hombros y brazos ardían. Apretó los dientes mientras apretaba su agarre en las barras. Habían pasado años desde la última vez que caminó sin ningún apoyo y lamentaba haberlo dado por hecho.
¿Cuántas personas ahí fuera no se daban cuenta de que es un lujo poder caminar? Después de su accidente, el diablo notó que su capacidad de caminar no era lo único que había dado por hecho.
¿Cuántas personas habían caído víctimas de sus trampas sutiles? Las manipulaba, las usaba y no le importaba si tenían que pagar un alto precio por el trato que hacían con él.