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56.16% La Leyenda del Scire / Chapter 41: Capítulo 7: Leah Foster  

Chương 41: Capítulo 7: Leah Foster  

Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526

 

Leah dio vueltas en su cama con varios pensamientos que no terminaban de concluir... Había sido una semana atareada para ella, había comenzado la universidad no hacía apenas un mes y su primer período de exámenes pasó como un tren bala... No dormía más de cuatro horas por día, por esa razón se le hizo aún más extraño que fuera tan tarde y no pudiera dormirse.

 Miró el reloj a su izquierda para verificar la hora... 2:00 a.m. Tenía que levantarse en cinco horas y su cuerpo no cesaba al cansancio. Cuando dio la última vuelta suspiró hondo y abrió los ojos sólo apreciando el techo, se veía tan vacío y profundo, se sentía solitaria en la habitación. Instintivamente su mente trajo a Vlas a sus pensamientos, una sensación de nostalgia vino a ella y comenzó a pensar en él... Ya eran dos semanas desde que no entrenaba con él, se había acostumbrado a hacerlo y volver a su rutina diaria le dio más trabajo que dejar su zona de confort en primer lugar.

 Cuando esa idea se plantó en ella se abrió un árbol de pensamientos, todos acaparados por la figura de Vlas... Extrañaba esos días con él, extrañaba entrenar con él, pasar tiempo con él, hablar con él y todo lo que hacían juntos... ¿Extrañaba esos momentos o lo extrañaba a él? Fue la primera pregunta crucial que se hizo cuando su mente decidió comenzar a trabajar de nuevo.

 Horas tras horas sin sacárselo de su mente... Miró una última vez el reloj y las 4:00 a.m se veían en el visor, ya era demasiado tarde para dormir, en tres horas tenía que levantarse para ir a la universidad por lo que decidió trasnochar para que en la noche no tuviera problemas de poder dormir gracias al cansancio de todo el día.

 Se sentó en el borde de su cama y prendiendo los botones de su pijama buscó sus pantuflas con sus pies debajo de la cama. Cuando se calzó se puso de pie y caminó hacia la puerta y al abrirla salió hacia el pasillo. Caminó por la oscuridad apoyándose en las paredes, hasta que distinguió la luz de la escalera.

 Bajó hasta la cocina, pretendía tomar un vaso de agua antes de dirigirse a la sala a mirar televisión. Apoyada en la barra de la cocina fijó su mirada en la manija de la puerta trasera y se dio cuenta de que estaba abierta. Dejó su vaso en el lavavajillas y se acercó a la puerta, cuando iba a cerrarla corrió un poco la cortina y al mirar hacia afuera vio a una persona sentada bajo un árbol en el jardín, no tardó mucho en reconocer su figura al darse cuenta de que era Vlas.

—¿Qué haces? —preguntó al salir hacia el patio trasero, acercándose a él, hasta sentarse a su lado.

—Oh... Leah, estaba aburrido y no encontré nada bueno en la televisión, por lo que vine aquí a comer estas manzanas que encontré en la cocina, ¿Quieres una? —le ofreció, sacando algunas de una canasta que tenía a su lado.

—Sí... Gracias —respondió Leah tomándola. Era grande y roja, le dio un mordisco y la maravilló el hermoso sabor sumado a lo jugosa que estaba.

—¿Y tú? ¿Qué haces por aquí? Es demasiado tarde para que estés despierta, ¿No crees? —preguntó Vlas, con un tono bromista. 

—No podía dormir y bajé a la cocina a tomar un vaso de agua, pero noté que la puerta estaba abierta así que vine a ver que estabas haciendo —respondió Leah, dándole algunos mordiscos más a la fruta hasta dejar solo el tallo.

—Ya veo... Bueno, no estaba haciendo nada especial, sólo esperaba a que llegara la mañana, quiero saber que tan importante es lo que Rhys tiene para decirme, y luego esperar hasta la reunión.

—Claro... ¿Entonces no tienes problemas de que me quede contigo hasta que sea la hora de irme? —preguntó Leah, simpáticamente

—Ningún problema, ¿Quieres hablar de algo en especial? Si no, no le encontraría razón a que te quedaras —preguntó Vlas.

—Sólo quería pasar tiempo contigo, ¿Hay algo malo en ello? —insinuó Leah, con una media sonrisa.

—Mira tú... Pero aunque tú no tengas preguntas yo sí tengo algunas —dijo Vlas, desprendiendo interés.

—Lánzalas, todavía tenemos tiempo.

—Sabes, desde el día de tu cumpleaños he tenido una duda en mente, luego de todo lo que dijiste de Lara ese día me gustaría saber qué pasó realmente contigo y con ella... ¿Me puedes decir algo? No lo sé, algo sobre el pasado de ambas, o tu forma de ser en esos años, lo que sea, si te soy sincero, se siente extraño haber oído todo eso de ti y de todas formas no haber comprendido en su totalidad tal expresión de sentimientos, sé que todo lo que dijiste tiene aún más trasfondo.

Leah escuchó esto y sonrió levantando la mirada hacia el cielo estrellado y pensó unos momentos que responder.

—Entiendo... A ver, empecemos por lo primero: Yo perdí a mis padres hace seis años, tenía doce, por lo que mi recuerdo de ellos sigue muy presente, ellos murieron en un accidente de tren cuando iban hacia la ciudad vecina de Raven, ahí está la segunda sede de la Corporación Harch.

—¿La empresa de Lara?

—Exacto... Ellos eran ejecutivos, muy importantes en su puesto, formaban parte de la Junta Directiva, luego de la guerra la empresa había entrado en una crisis, el anterior Director había sido asesinado y la nueva Directora era Lara, pero ella no estaba en el mejor estado mental ni emocional como para dirigir una multinacional, por eso le pidió expresamente a mis padres que se encargaran de dirigirla por unos meses, al menos hasta que se recuperara.

—Ya veo por donde viene la cosa.

—Ellos hacían viajes todas las semanas, y en uno de esos sucedió el siniestro. —Su piel se erizó sólo de recordar ese momento. Paró un segundo y luego de tragar saliva, siguió—. Al principio fue algo extraño para mí, porque aunque tuviera doce años y no entendiera muy bien la muerte, sabía que era algo malo, después de todo, había vivido una guerra y veía todos los días muertes en las noticias y en las calles, así que no era algo ausente en mi vida, pero fue diferente cuando esas muertes fueron las de mis padres, personas que me importaban realmente, eran lo único que tenía... Mi vida entera, y con su partida... Me había quedado sola —soltó esa última frase sintiendo un leve escalofrío. Miró a Vlas y él la miraba con reparo, a su vez advirtió que él tenía su mano apoyada en su hombro, y se sintió genuinamente segura—. Estuve un mes entero intentando asimilar sus muertes, porque aunque sabía que no volverían no quería aceptarlo, algo obvio, a todos los que perdimos algo nos sucede, pero no pude dejar de hacer lo que hacía todos los días, mi rutina no se rompió, no lloré, no estuve de duelo, nada... Sólo seguí con mi vida ignorando lo que había pasado, pero había un hueco en ella, sí, faltaban cosas muy importantes para que fuera igual que todos los días, pero intenté no arraigarme a esa pérdida... Y hoy me doy cuenta de que esa fue la decisión más errónea de mi vida.

—¿Estás diciendo que no lamentar la muerte de tus padres fue el peor error que hayas cometido?

—En otras palabras, sí... Yo conocí a Lara tres meses después de eso, ella estaba muy afectada, cargaba con muchas pérdidas en su espalda ya que para ese momento sus padres ya habían muerto, eso yo no lo conocía, lo que sí sabía era que ella tenía cierta culpa autoimpuesta por la muerte de los míos... «Yo debía haber sido quien estuviera en su lugar», fue lo que me dijo cuando le pregunté el motivo por el cual estaba tan mal, esas palabras fueron una llave para abrir la puerta de mis sentimientos reprimidos, todo lo que había guardado esos meses se lo solté en el rostro, le reproché todo, le grité tantas cosas que ni yo sabía por qué lo hacía, no sabía por qué estaba enojada con ella, no sabía de dónde había salido ese enojo, pero mi mente decía que debía encontrar un culpable, quizás ese fue el detonante, necesitaba alguien para canalizar mis lamentos, y esa fue Lara. —Cerró su puño con cierta impotencia, la misma sensación que había sentido aquella vez. Pero no era por la misma razón, era por saber el gran error que había cometido, y que tardó mucho tiempo en enmendar. 

—¿Por eso es que dices que fue un error no lamentarte antes? Porque si lo hubieras hecho no habrías tratado mal a Lara —asumió Vlas, con certeza.

Él conocía la sensación de no lamentarse, pero también conocía la de lamentarse, de todas formas alguien saldría herido. Él decidió tomar la segunda opción conociendo los antecedentes de Rhys, comprendió que era más fácil herirse a sí mismo que echarle la culpa al resto y terminar por lastimarlos a todos, todo terminaría por volver a él y luego no sabría qué hacer con el peso de saber que la inocencia que alguna vez tuvo fue destruida por sus propias acciones, acciones que a su vez destruirían su mundo y acabarían con todo lo que amaba... Él tampoco se quería ver en ese lugar.

—Claro... Luego de mi desahogo ella comenzó a llorar pidiéndome perdón, esa fue la primera y única vez que vi a Lara tan destrozada en los seis años que la conozco, y eso me llegó a doler mucho a mí también, el resentimiento y la represión me habían convertido en alguien desconocido, incluso para mí misma, llevándome hasta el límite de lastimar a otra persona solamente por capricho y dolor... Luego de ese día pasaron unos meses, no la volví a ver de nuevo, hasta que un día en el orfanato que estaba viviendo llegó un persona diciéndome que una familia había decidido adoptarme, yo no estaba totalmente segura de si quería tener una nueva familia, o vivir en otro lugar, sentía que traicionaba a mis padres al hacerlo, pero eso era sólo una inseguridad mía, obviamente mis padres querían lo mejor para mí, y vivir toda mi vida en un orfanato no era algo del todo beneficioso para mi educación y futuro... Así que acepté.

—¿Ella te fue a buscar?

—No... Fue Rhys —respondió, dándole gracia a la situación.

—Espera... ¿Qué? —preguntó Vlas, atónito. 

—Sí... Rhys fue quien fue a buscarme, yo no tenía ni idea de quién era, su rostro me parecía conocido pero todavía no concluía la idea de recordar de donde lo conocía, o quién era esa persona, sumándole al hecho de que era demasiado joven... Con su apariencia de adolescente no creí que él fuera la persona que me iba a adoptar.

—Quizás era el hijo de la familia que te iba a adoptar, ¿No crees?

—Pensé lo mismo, de hecho era la idea que me hice al no querer preguntar sobre su vida, pero todavía no termina la historia... Rhys me llevó a su casa, o sea, aquí. —Señaló la mansión—. Cuando la vi por primera vez me trajo demasiados recuerdos, como si ya hubiera estado antes, y estos eran por una simple razón... Realmente había estado antes, me di cuenta cuando entramos y en la puerta esperaba Lara... No quise entrar, pero Rhys, quien venía detrás de mí me empujó obligándome a entrar, y tras esto, cerró la puerta mientras se quedaba parado en esta... «Ya no es momento de que te quieras arrepentir», dijo: «Si hay algo de lo que tienen que hablar, háganlo ahora, las dejaré solas», y abandonó la habitación cuando sólo quedamos Lara y yo cara a cara... Listas para resolver nuestros problemas.

 

Seis años atrás...

 

Fons, Ash, Residencia Harch - 2 de Febrero - Año 520

 

LEAH

 

 Ella... Ella de nuevo había entrado en mi vida, creí que luego de haberla visto aquella vez jamás lo haría de nuevo, pero parece que el destino no nos tenía planeado caminos muy alejados.

 Y ahí estábamos, mirándonos cara a cara sin saber qué decir. No tenía pensado hablar hasta que ella diera las primeras palabras, sentía que no tenía nada de qué hablar con ella, así que sólo la miré esperando que hablara... Y así fue.

—Lo siento —dijo, con una tímida voz, y cabizbaja.

Quería ver su rostro mientras decía eso, pero sólo con su tono de voz se percibía a leguas el gran remordimiento que poseía, supuse que no levantar la mirada era una forma de demostrar que estaba muy arrepentida de lo que había sucedido.

—Quizás debería haber hablado contigo luego de lo sucedido, sabiendo lo que sucedió con tus padres puedo entender que hayas actuado así aquella vez, yo hubiera hecho lo mismo en tu lugar... Aunque estoy ignorando el hecho de que hice lo mismo —siguió, todavía con su actitud reservada.

Bajé la mirada y noté como sus manos apretaban con fuerza la parte baja de su vestido, sus manos estaban cerradas con tanta fuerza que sus venas se marcaban y hasta cierto punto su movimiento se asemejaba al de un temblequeo.

—¿Hiciste lo mismo? —pregunté confundida, esas palabras sólo me hacían entender que ella también había perdido a sus padres, pero no quería sacar conclusiones apuradas, por lo que sólo decidí escucharla hasta conocer su historia.

—Mis padres murieron hace unos meses, y al igual que tú, por ocultar mis sentimientos, terminé por desahogarlos en otras personas, situaciones o hasta en mí misma, autodestruyéndome... Sé que quizás creas que no es lo mismo, porque como has visto, tengo personas a mi alrededor, y puede que no esté totalmente sola como tú, en mi visión no lo es, por eso luego de que me dijeras esas cosas entendí tu posición e intenté hacer algo para mejorarla, hasta que mi novio me dio la idea de hacerme cargo de ti, por eso te adopté, no te estoy pidiendo que me lo agradezcas ni tampoco lo hago por caridad, pero realmente siento demasiada culpa por la muerte de tus padres, ellos me hablaban mucho de ti, estaban demasiado orgullosos de su hija, te adoraban demasiado y velaban por tu futuro de la misma manera... Ellos también hicieron mucho por mí y mi familia, por eso creo que darte las herramientas para que tengas un futuro y cumplir con su voluntad a la vez que darte un camino para que al menos seas feliz a tu manera es lo mínimo que puedo hacer —ella terminó de hablar. Y realmente no comprendí muy bien lo que me había dicho.

¿Lo estaba haciendo por culpa o realmente sentía que podía ayudarme? No lo había dejado en claro, y aunque se notaba una acción demasiada genuina y empática, no me iba a quedar con esa duda.

—Lara... No sé qué sucede contigo, tampoco es algo que me interese, tienes tu vida y puedes hacer lo que quieras con ella, pero si realmente quieres ayudarme o al menos hacerme sentir bienvenida en tu hogar, no cargues con la culpa de que mis padres hayan muerto, porque eso me hace sentir que sólo soy una herramienta para satisfacer tu necesidad de redención, si lo haces por ti sólo dímelo, lo entenderé y no me molestaré contigo por hacerlo, no soy una niña y comprendo todo lo que sientes, pero sólo necesito que seas sincera conmigo.

—No lo hago por mí, si fuera así sólo te hubiera hecho una transacción con mucho dinero y te hubiera dejado arreglarte con eso, pero en cambio te adopté y te traje a vivir a mi casa para que recuperes algo de confianza y devolverte un poco del calor de una familia, sé que nunca será igual que con tus padres, probablemente jamás pueda tener un poco del cariño que ellos sí tuvieron de ti... Pero todo eso no me importa, sólo quiero que tú puedas seguir tu camino con prosperidad, sólo eso me haría sentir feliz a mí, porque lo perdí todo, y ya no tengo nada por lo cual seguir adelante... Nada excepto tu presencia en mi vida, Leah... Quiero que seas feliz. —Su voz representaba dolor y tristeza a la vez.

Realmente era una chica dañada, la culpa de la muerte de mis padres formaba parte del gran círculo de sentimientos autodestructivos que ella tenía a su alrededor. Ella era una chica hermosa, eso fue lo que aprecié de ella en primer lugar, pero incluso siendo demasiado atractiva, no se llegaba a vislumbrar con plenitud en consecuencia de la obvia tortura que la invadía y la destruía lentamente. 

 Para mí era normal que una persona actuara así, y no podía culparla por eso, de hecho estaría siendo hipócrita si lo hacía. No quería profundizar en lo que sentía, ni tampoco escarbar en su pasado y vida privada, pero sólo con esas palabras era demasiado expresiva, por lo que pensé: ¿Realmente importaba si lo hacía por culpa o para alimentar su ego? Ella me estaba dando la posibilidad de un futuro, aunque lo hiciera por culpa era una gran acción, ella no era mala ni alguien interesada, sólo estaba lastimada y quería curar esa herida. Si yo era la cura no podía hacer menos, la iba a ayudar, ella no debía pedirme perdón por un accidente del cual no tuvo control, no tenía que pagarme nada, de hecho, la única persona que tenía una deuda en ese momento era yo... Con ella.

—Lara... No es tu culpa que mis padres hayan muerto, creo que te lo tendría que haber dicho al principio, te hice sentir mal y te obligué a adoptarme para que al menos te sintieras mejor contigo misma, realmente no me importan las razones por las cuales lo hiciste, sólo importa que lo hiciste, y en eso sí tengo que agradecerte, quizás empezamos con el pie izquierdo, pero no tengo problemas en que podamos mejorar nuestra relación con el paso del tiempo, sólo si no te has arrepentido de tu decisión.

Pude ver como la expresión de su rostro cambio en un segundo de angustia a felicidad, me miraba con una sonrisa y no decía nada, probablemente se había quedado sin palabras.

—No creo que se arrepienta de su decisión jamás, es lo que ella siempre quiso. —Escuché una voz a mis espaldas y cuando volteé vi al chico guapo que me había ido a buscar en primer lugar... ¿Su novio?—. Por cierto, soy Rhys Windsor, la pareja de Lara, desde este momento soy tu padre legal, o tutor, o hermano mayor... Como tú me quieras llamar, no me molesta que me digas Rhys si es lo que quieres —dijo, con una sonrisa, acercándose a Lara luego de pasar a mi lado—. Ven, mi amor... Ya pasó, todo está bien ahora. —Le dio un abrazo, y ella hundió su rostro en sus brazos. La escuché llorar.

—¿Está bien? —pregunté algo preocupada, certificándome de que ella no estuviera llorando por mi culpa. 

—Así como le dije a ella: «Todo está bien ahora», sólo está emocionada por la situación —respondió Rhys, todavía con Lara en sus brazos—. Entonces, con las cosas arregladas, debería decir... Bienvenida a casa Leah. —Sonrió con simpatía. Esas palabras suavizaron mi corazón, y le respondí con una sonrisa también, extrañamente ese chico tenía un cualidad que me hacía sentir cómoda luego de lo sucedido, con sólo una sonrisa, quizás lo más atractivo de él ni siquiera fuera su apariencia, sino que su carisma—. Puedes subir por esas escaleras y caminar por el pasillo, en la tercera puerta a tu derecha verás un cartel con tu nombre, ahí es tu habitación... Lara se pasó la noche ordenándola y decorando el cartel. —Señaló las escaleras que llevaban a la planta alta.

—¿En serio? —pregunté sorprendida, ligeramente un entusiasmo comenzaba a crecer en mí.

—No sé cuál es tu color favorito, pero usé el violeta... Espero te guste, si deseas puedes cambiarlo.

Escuché su voz mostrando un poco de su rostro mientras Rhys todavía la sostenía entre sus brazos.

—No tengo color favorito, pero creo que me acabo de decidir por uno. —Comencé a caminar con rapidez, y subí las escaleras a toda velocidad—. Oh sí, lo olvidaba... Gracias por esta oportunidad... Sé que ninguno de nosotros ha sido del todo feliz en nuestras vidas, pero creo que juntos podemos salir adelante, y llegar a ser muy unidos.

Di una vuelta luego de mis palabras y los vi a ambos mirándome sorprendidos.

En un movimiento rápido Rhys me dirigió su mirada y entendí la señal en sus ojos cuando la bajó hacia Lara. Ella tenía una inmensa sonrisa dibujada en su rostro, y escuché unas palabras luego de su reacción:

—Pienso lo mismo, Leah... Bienvenida a casa. —Su voz había cambiado a un dulce tono esta vez... Esa era ella, esa era la persona que me había adoptado, y desde ese momento supe lo distinta que sería mi vida a su lado... Al lado de ambos. 

 

Presente...

 

Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526

 

—Y así fue como terminé aceptando que me adoptaran... Lo que pasó después creo que lo sabes, se convirtieron en personas demasiado importantes para mí, quizás lo único que tengo actualmente... Ellos son mis padres, mis únicos amigos, y la razón por la cual sigo adelante día a día intentando cumplir mi sueño... Ellos son mi vida —terminó Leah, con una sonrisa.

—¿Los vas a visitar? —preguntó Vlas.

—¿Qué?

—A tus padres, ¿Los visitas?

—Oh, claro... Sí, voy al cementerio casi todos los domingos... A veces necesito estar sola con ellos y ahí es el mejor lugar... Donde estamos solos, y puedo contarles todo lo que siento, quizás no me puedan responder, pero sé que me escuchan, y sólo eso es necesario. —El tono de Leah era nostálgico.

—Te entiendo... Aunque ya no lo visito seguido por culpa de todo lo sucedido ahí, cuando vivía en Remia era recurrente en la tumba de mi hermano, ciertos momentos necesitaba al menos sentir que pasaba tiempo con él, también hace una semana fui a visitar a Zenda, le dejé flores y un regalo por su cumpleaños, y al igual que cuando visitaba a Demian, sentir que al menos estaba ahí por un rato... Conmigo —dijo cabizbajo. Él solo quería que estuviera con él de una sola manera... Pero ya era imposible.

—¿Cuántos años tenía ella cuando sucedió? —preguntó Leah, con curiosidad.

—Mi edad... Dieciséis años. —Observó el rostro de Leah y bajó la mirada otra vez.

 Leah lo miró en silencio, quería decir algo pero tenía miedo de cómo reaccionaría Vlas, y al no quererlo hacerlo pasar por un mal momento sólo procedió a tragarse sus palabras.

—Estuve diez años pensando que si ella se iba me moriría... Y mira, no estoy muerto, a eso se refería cuando me dijo que tenía que aprender a «vivir por mí», todavía no sé si lo aprendí, todavía me siento culpable por su muerte y la mayoría de veces que las situaciones me salen mal pienso que si ella hubiera estado aquí quizás sería mejor, aunque sí, probablemente mi vida sería mejor si no hubiera muerto pero ahora ya no hay vuelta atrás... Haga lo que haga sé que ella no volverá... Ella nunca volverá.

Esos melancólicos sentimientos que sentía cuando visitaba aquella montaña al norte de Ash volvieron. No había pensado en Zenda por mucho tiempo, comenzó a ver innecesario desconcentrarse de lo que tenía frente a él en aquel momento, su cada vez más arduo entrenamiento lo hizo distraerse de sus pensamientos, pero desde su cumpleaños ella había vuelto a su memoria, y como lo sabía, todos tenían un día el cual existía para recordar... Parece que ese era el de él.

Todavía con Zenda en su mente, siguió en silencio, no levantó su cabeza y olvidó el hecho de que estaba siendo acompañado en ese momento. Pero volvió a tierra cuando sintió como los brazos de Leah comenzaban a rodearlo, y un ligero peso se apoyaba en su espalda.

—¿Qué haces? —preguntó riendo.

—Abrazándote, no sabía cómo animarte con palabras así que opte por acciones, creí que lo necesitabas —respondió Leah, acercándose a su oído mientras seguía apoyada en su hombro.

 —Gracias... Sí que lo necesitaba —dijo Vlas, levantando la mirada. No sabía que justo el rostro de ella estaba a su lado, lo descubrió cuando cruzó su mirada con la de Leah.

 Ambos se sonrieron cuando el viento primaveral de la cercana mañana comenzaba a soplar. Vlas apreció como los dorados cabellos de Leah volaban con la brisa, algunos taparon su rostro y entre risas la ayudó a quitárselos de la cara. Leah era tan linda, Vlas lo había notado muchas veces, desde esa primera vez que la vio en Remia, hasta su salida en Fons, y el catalizador fue ese día de su cumpleaños, cuando tuvo esos pensamientos sobre ella, y deseó vivir ese sueño que ella creó en su mente, reviviéndolo en esta una y mil veces... Pero esta vez estaba mucho más cerca que todas las anteriores, y eso que sentía se volvió incluso más evidente, más vívido... Anhelarlo ya no era una ilusión, era una realidad, y no existiría mejor momento para que esa mirada se prolongara por más tiempo del que deseaba, esa sonrisa, esa belleza... Quizás sí tan solo: «Ámala... Sé que quieres ser feliz... No pierdas la oportunidad... Vlas Windsor... Tú eres el único capaz de elegir aquello que te hace feliz».

—Leah... Perdón, no sé qué me sucedió —dijo Vlas, retrocediendo al apoyar sus manos en el suelo.

La había besado.

—Ey, quédate tranquilo, fue sólo un beso, tampoco es el fin del mundo —respondió Leah, peinando su cabello detrás de su oreja—. Creo que tengo que irme de hecho, se me hizo tarde —agregó, señalando la casa.

—Claro... Puedes ir tranquilamente —dijo Vlas, evitando su mirada, su rostro había quedado rojo.

—Gracias por escucharme, Vlas —dijo Leah, al ponerse de pie—. Nos vemos luego. —Se alejó hasta abrir la puerta trasera y abandonar el patio al entrar a la cocina.

—De nada, Leah —ella no lo había escuchado decir eso, pero Vlas vio el gesto final de ella antes de cerrar la puerta... Le guiñó el ojo—. Imbécil, imbécil, imbécil —maldijo, golpeando el suelo repetidas veces—. Tenías que arruinar la situación así, eres un imbécil. —Tomó su cabeza con las dos manos y se lanzó hacia atrás cayendo de espaldas al césped, quedó boca arriba, mientras apreciaba el cielo despejarse sintió la necesidad de confirmarlo, para sí mismo más que nada—. Tal sueño se volvió realidad... ¿De qué quería resignarme? Todo aquello que quise ignorar... Al final, sucedió... Estoy enamorado de Leah.

«Hace mucho tiempo lo estoy».

 

En la tarde...

 

Fons, Ash, Valle de Ash - 22 de Marzo - Año 526

 

—Hoy ya es la última lección teórica sobre la Energía del Alma que te daré yo, luego de esto ya sólo tendrás que entrenar y entrenar para fortalecerte, ni siquiera ha comenzado el verdadero entrenamiento —dijo Rhys, dando largos pasos en su camino—. ¿Te sucede algo? He visto que desde la mañana has estado extraño —agregó.

—Bueno... Algo así, pero es externo al entrenamiento, no creo que afecte a lo que me enseñes —respondió Vlas, quitándole importancia, estaba concentrado en seguir los pasos de su hermano.

—No del todo, el estado emocional afecta demasiado al funcionamiento de la energía, que directamente también afecta al del Scire, es un efecto dominó... ¿Me vas a decir que te sucede? —insistió.

—Leah y yo... Nos besamos —respondió Vlas.

 Rhys, quien seguía con la mirada puesta en su camino, sonrió.

—Así que era eso... Ya me lo veía venir, cuando en el almuerzo de hoy cada vez que cruzaban miradas se ponían nerviosos pude notar que algo así había pasado... Pero ahora que lo pienso, ¿Cuál sería el problema?

—Que se trata de Leah.

—Sí... Y es una chica como cualquier otra, cuando yo besaba a una chica en lugar de sentirme tan incómodo como tú, me ponía feliz —declaró Rhys, riendo.

—Pero no funciona así para mí, Rhys... No es una chica cualquiera como dices, es Leah, y creo que esto que me pasa con ella es algo más que sólo atracción.

—¿Acaso estas confundido con lo que sientes por ella? ¿O sólo no quieres aceptar que te enamoraste de Leah? Vamos, no seas tonto, ¿Qué tiene de malo haberte enamorado de alguien como ella? Si es una chica hermosa, de hecho, si te pones a pensar... ¿Cómo no hacerlo? —preguntó Rhys—. Ella es tierna, graciosa, sensible y afectuosa, tan empática como amable, dedicada y tenaz, puede verse algo tímida y solitaria, pero es inmensamente humana, y su mirada... Su mirada es el amor en sí mismo... Ella vio algo en ti, Vlas... Algo que la conmovió hasta el alma, ¿Y tú? ¿Te vas a quedar en ese lugar para siempre? ¿O quieres saber lo que es?

—Todo eso que dijiste... Todo eso es tan poco para describirla... Ella es magnífica, ¿Puedo decirte lo que pienso de ella?

—Dime.

—Me gusta estar a su lado, oír su voz y apreciar su firme mirada... Soñé con ella mil vidas, donde sostenía mi mano y me mostraba el camino... No lo sé, Rhys... No quiero creer lo contrario, pero... Si llegara a amarla, y encontrara en ella mi felicidad... Ese camino que quiero recorrer, ¿Dependería de mí?

—¿Tú amor depende de ti?

—Depende de mi corazón... Y no puedo controlar lo que este deja salir.

—Tú no eliges a quien amar, pero si eliges que ese amor se haga realidad... Tú recorrerás ese camino por tu propia cuenta... Eligiendo ser feliz a tu manera... ¿Crees que amarla no depende de ti?

—Es que... Volver a amar... No lo sé... Todo lo que pasó con Zenda, su recuerdo fue lo que me llevó a sentir esto en primer lugar, y yo... No puedo formar parte de un dilema toda mi vida... Y elegir que ese amor se haga realidad es la resolución a tanto que quise dejar atrás.

—No te puedes rendir en ese sentido, Vlas... Nunca vas a dejar de amar, porque el amor es la base de la vida, y si quieres correr de este... Sólo sufrirás... Eternamente.

«Nada es eterno, ni siquiera el amor, pero quizás sí la sensación de querer amar... Y eso es suficiente para que este vuelva, una y otra vez». Zenda le dijo eso aquel día, cuando él eligió su amor, presagiando su vida, su camino... Ella no tenía idea de lo que sucedería en el futuro, él menos aún, pero igualmente pudo ser capaz de abrir paso a tantas secuencias de recuerdos, donde el amor siempre estuvo presente, y terminó dándole razón... Como se la daría siempre... Porque sí... Este iba a volver... Una y otra vez.

—Creo que no entendiste muy bien a lo que me referí, Rhys... Todo esto sucedió porque anoche hablamos algunas cosas sobre nosotros y le conté lo que sentía con respecto a estos meses que pasaron desde que Zenda ya no está a mi lado... Y ahora siento que lo hice porque quería que terminara de hablar sobre Zenda, no la quería tener en mi cabeza en ese momento, por eso dirigí la situación hacia otro lado besándola... Pero eso es sólo una excusa estúpida, Zenda no tiene nada que ver en esto... Yo no quiero amar a Leah sólo por querer dejar de amar a Zenda... No quiero olvidar eso que sentí, no quiero reemplazar nada tampoco —respondió Vlas, sintiéndose agobiado.

—Eres joven, Vlas... Amarás tantas veces en el correr de tu vida que algunas ni siquiera las notarás hasta mucho tiempo después... Amarás tanto, que cada uno se grabará en tu alma con fuego... No vas a olvidar nada... El amor no se olvida.

—Entonces... Si quiero amarla... ¿Qué debo hacer?

—Bueno, si ese el caso sólo hay una solución para tu disyuntiva: Ver que sintió cada uno con ese beso y ponerse de acuerdo a cómo van a seguir desde ahora, listo... Leah ya tiene dieciocho años y tú estás por cumplir diecisiete, tienen la madurez necesaria como para resolver esta situación entre ustedes, una situación realmente cotidiana a su edad, tampoco hagamos un escándalo de un simple beso —respondió Rhys, todavía sonriendo—. Si yo me hubiera preocupado por cada beso que di en mi adolescencia no podría haber vivido en paz —bromeó—. Al final... Amar no es una decisión, es un proceso, y eso ya lo sabes.

—Sí, sí, lo entiendo... Y realmente lo arreglaré con ella, sólo te dije todo esto porque tú me lo preguntaste, además se trata de Leah, y tú la conoces bien, encima de eso, siendo ella tu hija supongo que Lara ya debe de tener conocimiento, y tarde o temprano te lo iba a contar.

—Tienes razón... Aun así, quiero decirte algo muy importante: No importa lo que haya pasado con Leah, no importa lo que sientas por ella ni tampoco importa si quieres a futuro comenzar algo, no la compares con Zenda, no lo hagas por nada del mundo, ni siquiera debería haberte pasado por la cabeza hacerlo... Zenda y ella son dos personas distintas con distintas influencias en tu vida y en distintas etapas... Lo repito, no lo hagas, estarías faltándole el respeto a ambas... ¿Entiendes Vlas? —preguntó, buscando la confirmación de su hermano con firmeza, él se había quedado en silencio a sus espaldas.

—Si... Lo sé, Rhys... Sólo hablaré con ella sobre eso más tarde, no quiero arruinar nuestra relación.

—Mejor así... Ahora, continua siguiéndome, tengo algunas cosas que explicarte y mostrarte —dijo Rhys, sin cortar su caminata.

 Vlas lo siguió, pero aunque se moría por saberlo, no podía ver lo que Rhys hacía metros adelante, sólo veía oscuridad, cientos de abedules lo rodeaban en su camino, el olor a humedad se hacía notar, no lograba apreciar el cielo con tantas ramas entrelazándose sobre él, y con el frío haciéndose presente a través de un fuerte y seco viento. Se adentraron aún más profundo en el lugar, Vlas miraba alrededor y sólo seguía viendo árboles y más árboles que a medida que llegaban al centro se hacían más y más altos también, vio algunos arbustos en el suelo, distinguió zarzamora, era su favorita cuando visitaba el parque en Ajax. Cuando llegaron al final del camino este se abrió en cinco caminos, le sorprendió ver animales por primera vez en su pasaje, algunas ardillas saltando entre los árboles y corriendo entre sus piernas, también escuchó un ruido a sus espaldas entre los arbustos, y vio salir un gran venado, parecía haberse asustado de su presencia. 

—Rhys, ¿Cuándo llegaremos? —preguntó, ya se encontraba arrastrando sus pies.

Habían tomado el camino del medio, y este no cambió en nada el ambiente, siguió viendo exactamente lo mismo, y ya se había tornado aburrido.

—No te precipites Vlas, ya llegaremos —respondió su hermano, quien no parecía estar para nada afectado por la caminata.

Vlas no contó el tiempo el resto del camino, pero juró haber caminado por horas, hasta que al fin llegaron a su destino. Un sendero que se alzaba a la vista en una inmensa montaña.

—Llegamos, aquí es.

Rhys señaló frente a él una larga y gigantesca cadena montañosa que Vlas reconoció al instante.

—Es la frontera con Remia... ¿Acaso caminamos por todo el valle de Ash hasta llegar aquí? —preguntó Vlas, con sus brillantes ojos verdes volviéndose aún más verdes al apreciar el frondoso paisaje frente a él.

—Así es... El Monte Shin, la montaña más alta del mundo... ¿Jamás la habías visto con tus propios ojos?

—No, incluso cuando vivíamos en Remia nunca fui más allá del norte de Dunch o Ajax, las únicas elevaciones que vi alguna vez fueron las leves colinas que rodeaban Gala y Crystel —respondió Vlas, todavía inmerso en la vista de ese pedazo de roca gigante que parecía llegar hasta el cielo, incluso no se veía su punto más alto, este estaba cubierto de nubes.

 —Por allá se encuentra Prince y más al oeste Draco, ahí comienza la zona desértica de la nación de Fons, las montañas se convierten en arena y al llegar al Gran Desierto de Infiana lo único que ves son los infinitos granos dorados del lugar... Parece una condena que nunca termina —dijo Rhys, señalando con su dedo índice a su izquierda, más allá del oeste que antes había mencionado.

—El mundo es inmenso, ¿Tú lo has recorrido todo?

—Me faltan algunas partes... Entre ellas toda la nación de Bellum Giant al sur, y las Islas del Rey al este de aquí, en el medio del océano. —Señaló esta vez al lado contrario.

—¿Las Islas del Rey son parte de Fons?

—Dicen que fue la primera capital de la nación hace quinientos años, el primer hogar del rey Delta..

—Rhys... Creo que ya es momento de que lo aceptemos, ¿Cierto? —Vlas lo miró con obviedad, y Rhys asintió soltando una risa.

—Así es Vlas... Obviamente Delta fue un poseedor del Scire, ni siquiera debería ponerse en duda... Ese poder fue lo que lo elevó al estatus de un dios en primer lugar, y lo que hizo posible toda su conquista... Su historia está tan llena de enigmas que no se han podido responder con los años, no se sabe nada de su vida antes de ser conquistador, sólo que su lugar de nacimiento fue ahí... En las Islas del Rey, hace más de quinientos años, y probablemente en ese lugar sea donde se encuentren las respuestas a todos los misterios que rodean a Delta, y su extraña muerte luego de dominar el mundo entero. —Alzó su imperiosa mirada y la dirigió al este, se perdió entre las montañas que se amontonaban una arriba de la otra—. O quizás sólo se aburrió luego de haber logrado todo lo que se propuso, y desapareció para vivir en paz... ¿Quién sabe? —añadió quitándole importancia a la situación. Luego de un leve silencio de su parte, volvió a caminar.

—Oh por Sun, no de nuevo —se quejó Vlas. 

—Quédate tranquilo, solo quiero mostrarte algo rápidamente —dijo, abriendo sus brazos, y en un pestañeo, eliminó toda la vegetación a su alrededor, quizás en un radio de diez metros, no quedó nada más que tierra y polvo.

—Wow... Eso fue algo bastante sorprendente, podría decir que no me lo esperaba, eliminaste todas esas plantas de la raíz solo moviendo tu mano. —Vlas señaló la situación, y con alta sorpresa, se acercó a su hermano quien le hizo un ademan.

—Así tendremos una mejor vista del lugar —respondió Rhys, activando su sello—. Vlas, quiero que mires aquella parte de la cordillera, ¿Lo ves? —Señaló un grupo de montañas que se encontraban flanqueando al Monte Shin, eran de la mitad de altura que este pero de todas formas su inmensidad era considerable. 

—Sí, la veo... ¿Qué sucede con...? —no terminó de formular esa pregunta cuando se quedó sin palabras, y todo su cuerpo se tensó.

 No sabía lo que estaba sucediendo, y un miedo naciente se hizo presente, pero la situación se había vuelto tan hipnotizante que no pudo desviar la mirada por un segundo, aunque todo estaba pasando muy rápido. La montaña caía lentamente al verse partida por la mitad, era gigante y la caída parecía una calamidad que destruiría el mundo, todo se venía abajo... Ahí supo de dónde venía ese miedo... Le recordaba aquella vez en Ajax y la caída de asteroides.

—Rhys... Dime que eso no es un ataque. —Vlas esperó lo peor, pero cuando giró hacia su hermano este estaba tan sosegado que lo único que pensó fue que todo era acto suyo.

No se movió, seguía paralizado, pero ya no por el miedo, sino que por la maravilla que para él significaba ver ese espectáculo natural... Aunque si había sido obra de Rhys no lo era tanto. Ya había vuelto en sí cuando la mitad de la montaña comenzó a deslizarse de su lugar, cayendo como una avalancha sin freno hasta chocar contra las demás que la rodeaban y dispersarse por el lugar.

—Quédate tranquilo... Fui yo —dijo Rhys, orgulloso de sí mismo—. Me gustó la forma en la que se vio, parecían efectos especiales de una película de catástrofe —añadió riendo.

—No... No puede ser... ¿Qué carajos fue eso Rhys? —preguntó Vlas, con su mente ahora menos pasmada, pero con la misma cantidad de asombro que empezó a tener cuando el suceso inició.

—Eso es algo demasiado fácil, sólo fue un corte superficial —respondió Rhys, al pasar al lado de su hermano acarició su cabello—. Eso es a lo que debes aspirar —agregó.

—¿Ese es el punto máximo del Scire?

—¿Eso? ¿El punto máximo del Scire? —rio—. Eso no es nada, un ataque de ese índole ni siquiera podría hacerme un rasguño, eso no puede ser nunca el punto máximo del Scire.

—¿Entonces? Eso no es algo que pueda hacer cualquiera, ¿O sí?

—Sí, y no... Pero ahora que lo dijiste, te explicaré lo de las condiciones.

—Bien, te escucho —Vlas respondió, volcando su atención a Rhys

—¿Recuerdas cuando te hablé sobre mi Possessionem y te dije que tenía ciertas limitaciones?

—Sí, me dijiste que era porque al ser de la misma sangre, parte de tu alma también era de nosotros, o algo así, por lo que si esa persona tenía un buen control de energía podía revertirla fácilmente.

—Exacto... Bueno, eso es una condición... Empezaré con lo básico: El cuerpo es sólo una extensión de todo lo que conocemos como alma, y como dije aquella vez, el espíritu y la mente son inmateriales e inmortales, por lo que si modificamos un poco estas, terminaremos por modificar el cuerpo también... En eso se basa una habilidad condicionada, le ponemos condiciones a nuestra alma para que en base a su energía, y a un periodo de tiempo definido de igual manera, deje que todas las secciones de estas se despierten y permitan utilizar alguna técnica que sea parte de nosotros mismos —explicó Rhys.

—Claro, entiendo, ¿Tú tienes alguna? 

—Sí... Varias, las más poderosas son condicionadas, si no, podría hacer cualquier cosa sin tener una consecuencia —rio... Aunque sabía que en realidad no era tan así.

 Rhys poseía más de una habilidad condicionada, pero en su caso sólo eran las más avanzadas del Scire, habilidades que sólo funcionaban si este estaba dominado al 100%.

 La que más condiciones tenía era la antes mencionada, Possessionem.

 Condiciones del Control de Almas:

 Primera condición: Dominio de las tres áreas del alma. 

 Segunda condición: El usuario debe tener igual o mayor energía que el rival.

 Tercera condición: El control sólo se puede utilizar en el lapso de un minuto.

 Cuarta condición: Se necesita al menos diez segundos para activar el control.

 Quinta condición: No funciona con personas de la misma línea sanguínea que el usuario.

—No solo sucede con esa habilidad, mi teletransportación no funciona si antes no pongo un sello con un poco de mi energía en el lugar u objeto que quiero teletransportar... Y luego está la Desintegración, la cual sólo puedo usar si el objeto que quiero desintegrar está hecho totalmente de materia y no tiene siquiera una pizca de Energía del Alma —explicó, quitándose los lentes de contacto.

—Wow, me gusta ese color de ojos, supuse que se podía hacer algo así —dijo Vlas, observando cómo los ojos de su hermano se tornaban en un color fucsia brillante.

—No es lo que piensas Vlas, no es algo básico como cambiar el color de ojos, son una extensión del Scire y se llaman «Ultra Omnes» en su idioma original y «Rexyss» en shi... Yo les llamo Ojos del Alma, se me hace más fácil, si quieres puedes hacer lo mismo.

Vlas notó que Rhys ignoró el significado del nombre de su habilidad en shi: «El rey que se eleva por encima de todo». Era el mismo significado que tenía su propio nombre en indyl. El idioma de su descendencia, del antiguo Imperio Indil. Eso sólo significaba una cosa; o era una coincidencia, o el nombre de Rhys estaba influenciado por esa habilidad, el poder de un rey o quizás de un dios... Aunque en esa época normalmente los reyes eran considerados dioses entre humanos, véase Delta Ex Fons.

«El rey que se eleva por encima de todo» fue el significado que su madre había elegido para el nombre de Rhys luego de que él naciera, pero la opción fue dada por Rygal, el cual el significado de su nombre en indyl era: «El único iluminado».

Rygal no hacía nada por coincidencia. Si desde ese momento tenía planeado el destino de Rhys su jugada le había salido demasiado bien, ya que al final, el nombre de Rhys le daba significado a su poder, y a su insignia como rey o ser superior. Su cabeza se llenó de dudas. Rhys no había mentido aquella vez cuando le dijo que detrás del plan de su padre se encontraba algo mucho más oscuro y trascendental, no era simple ambición, era mucho más que eso... Y todos estaban involucrados, si el destino de Rhys estaba unido a tanto tiempo atrás eso significaba que la tragedia de su familia no se radicaba solamente a Rygal, sino que a los inicios de Remia, el pasado Indil, o las guerras mundiales. A Fons, Filii Dei y Bellum Giant. A esa pelea que decidió el destino del mundo, y el legado de Delta Ex Fons... Era mucho más... «Una historia que se repite», los siete impactos, y ese salvador... Rhys... Rhys era mucho más... Rhys no era sólo su hermano... Rhys era un ser único destinado a la grandeza... Esa era la respuesta a tanto poder... Así que era eso.

—Espera... —lo interrumpió. Rhys lo miró confundido—. No, nada, creí que había escuchado algo —añadió, ocultando la razón inicial de su pausa.

En ese momento se percató de que Rhys era sumamente inteligente y culto, una persona con el conocimiento del mundo entero, de culturas, de idiomas, religiones, sociedades, políticas, fenómenos y poderes. Rhys no dejaría pasar un detalle tan importante sólo porque sí, por eso, Vlas cayó en cuenta de la principal razón por la que no dijo nada sobre la similitud entre el significado de su poder y su nombre. Él ya lo sabía, y no quería hablar de ello. Quizás era algo que quería ocultar hasta que descubriera el sentido de tal coincidencia, o las razones de Rygal para llamarlo así, y lo oculto detrás de su plan.

No iba a subestimar a su hermano de nuevo, él debía de tener algún as bajo la manga, algo que llevara años preparando, algo que todavía no estaba terminado, y por eso no quería hablar de ello.

—¿Seguro? Pareces algo confundido.

—Sí, no comprendí muy bien ese poder... O sea, ¿Es una habilidad ocular?

Desvió la conversación hacia otro lugar, dejando de lado toda la hipótesis que había formulado. Quizás sería interesante en otro momento, pero no en ese.

—Exacto, la primicia y lo más básico que te puedo explicar es que aumentan el poder del Scire hasta el infinito.

—Eso suena muy loco... ¿Y cómo funcionan? —preguntó, emocionado.

—La puerta del alma son los ojos, siempre usamos la expresión «ver más allá» para referirnos a algo que no se pueden ver con unos simples ojos humanos, bueno, el Scire trae esa metáfora a la realidad, y hace que estos ojos realmente te hagan ver más allá.

—¿Cómo? Espera, déjame entender, ¿Tú puedes ver la Energía del Alma, y las demás secciones del alma inmateriales pero como si fueran materiales?

—Sí, puedo hacer eso... —rio Rhys, con insignificancia—. Pero al mismo tiempo puedo ver tan detalladamente el espacio que puedo ser capaz de notar una partícula a kilómetros de distancia, también puedo guardar todo lo que vea en mi mente y rebobinarlo las veces que quiera en menos de una milésima de segundo, también potencian el control de la energía a una precisión tal que puedo crear un agujero negro con un solo dedo alterando un átomo... Sé que suena increíble Vlas, pero si es posible —explicó Rhys, colocándose sus lentes de contacto de nuevo.

—No... Te creo, sé que no me estarías mintiendo, pero hay algo que no me cierra, ¿Cómo fue que los despertaste? —preguntó Vlas, con curiosidad—. ¿Desde cuándo eres la persona más fuerte del mundo?

—Ja... Esa es una larga historia, para otro día, pero lo que si te puedo explicar es cómo se despiertan, no es un proceso difícil, de hecho es más difícil controlarlos. —Rhys se sentó en el suelo y encontró comodidad estirando sus piernas con su mirada puesta en aquel pedazo de montaña que faltaba—. A ver... Cuando dominas el Scire al completo tienes la posibilidad de potenciar ese poder aumentando tu cantidad de energía, eso se puede hacer de dos maneras: Una de esas es asimilando otros Scire, a eso me refería cuando dije que había nuevos poseedores, la mayoría de ellos heredaron ese poder de las dinastías a las que pertenecen, si tienes la misma sangre que un poseedor puedes llegar a heredar su poder... Pero ese no es el único camino para potenciar tu Scire, el otro es con los Ojos del Alma... Supongo que has escuchado alguna vez la frase de: «La humanidad no es parte del universo... La humanidad es el universo mismo» —apenas terminó de decir eso, Rhys miró a Vlas, quien asintió con una sonrisa. El chico había recordado esa charla con «Ser», el día que obtuvo su Scire—. A todos nos dicen lo mismo... Pero eso tiene una sola razón, para un poseedor del Scire la única forma de controlar el espacio a merced y convertirse en el universo es dejando de lado la vida y con una voluntad más allá que su existencia, quizás también habrás escuchado mil veces que la única manera de alcanzar la iluminación y hacerse uno con el universo es a través de la meditación y la paz, pero eso es erróneo, no se le puede inculcar esas enseñanzas a personas que no viven a través de la paz, todos somos diferentes y de las tantas razones que hay para existir no podemos sólo basarnos en la serenidad de una persona para que se convierta en un iluminado, y sí, lo único que necesitamos para llegar a ser el universo es un sentimiento que sea tan fuerte que sostenga nuestra existencia misma, de ahí viene el potencial del Scire, el control del universo en un sello... Esto hace que el máximo poder de este sea igual que la existencia misma... Infinito.

—Todos somos uno, uno somos todos —musitó Vlas.

—Así es... El individualismo es debilidad, la debilidad es lo contrario a la fortaleza, y la fortaleza atrae evolución, y dime... ¿Hemos evolucionado?

—¿Sí?

—No lo sé... Lo que sí sé es que debemos aprender de nuestros propios errores, pero de la misma forma, dejar de pensar en que somos lo único que importa, porque a pesar de que nuestra vida es sólo nuestra... ¿Todo lo que nos rodea lo es?

—¿Tiene sentido siquiera creer que pensando un poco en uno mismo nos separamos de la humanidad?

—No, pero lo que tiene sentido es que quererlo todo es la perdición, y en la perdición, ¿Dónde quedan los sentimientos?

—¿Qué tienen que ver los sentimientos en todo esto?

—Es que todavía no te conté cómo se despiertan. —Alzó su dedo hasta cerca de su ojo—. Mira, como dije antes, sabes que la mayoría de Energía del Alma viene de los sentimientos, no importa cuales, cuanto más fuerte sean más energía crean... Los ojos funcionan en base a esa teoría, cuando tienes tu Scire al 100% y ese sentimiento superior a tu existencia por al menos un segundo se apodera de tu cuerpo estos despiertan para no volver a desactivarse jamás, y la única forma de poder controlarnos es poniendo en la balanza un sentimiento igual de fuerte del que los despertó.

—Así como el mismo concepto de que la única forma de anular la Energía del Alma es con la misma cantidad de esta.

—Sí... Lo entendiste, te dije que era algo demasiado básico.

—Es que hablaste tanto, y entre tanto existencialismo pensé que todo se podría haber reducido en «estos ojos me hacen invencible», y te ahorrabas esos cuatro minutos que estuviste explicando —bromeó Vlas.

—Lo sé, pero necesitas comprender cómo funcionan para que si alguna vez te sucede algo por el estilo entiendas qué te está sucediendo, además, tampoco es que me hacen invencible, tienen un límite de tiempo de cinco minutos, después de utilizarlos todo ese tiempo ya no puedo volver usarlos hasta que pase una semana, y si por alguna razón el sentimiento que los controla desaparece, terminaré muriendo corrompido y consumido por este poder... Pero son sólo detalles —comentó, poniéndose de pie.

—Bueno, para un poder tan grande sí que necesitas bastantes límites y consecuencias en su uso desmedido... Y con respecto a las habilidades condicionadas, ¿Hay algún límite de condiciones que se les pueda poner?

—No del todo, mientras más condiciones se les ponga más fuerte se hacen y más si quieres mezclarlas con tus emociones, por ejemplo, si decides que una habilidad funcione sólo cuando estás enojado, toda la energía que se despierta a través del enojo será usada para esta y estaría por encima de cualquiera que se base en varios de ellos...

—Sí, entiendo, por lo que sí quiero dominar mi Scire al completo no sólo debo entrenar físicamente, sino mental y emocionalmente también, ¿No?

—Exactamente —asintió Rhys, dándose la vuelta. Así, dio unos pasos hacia el sur... Alejándose por donde habían venido—. Pero en eso yo ya no puedo involucrarme —añadió, mientras su voz se desvanecía con el ruido del viento que azotaba el lugar.

—¿Qué? ¿Qué dices Rhys? Tú dijiste que me ibas a entrenar... ¿Cómo voy a hacerlo yo solo? —Vlas no podía entender la actitud de Rhys, y mientras lo veía alejarse, su confusión y desasosiego se hacían más grande.

—Ja... Cada Scire es una extensión de uno mismo, yo no puedo ayudarte en eso... La única persona capaz de entenderte eres tú —respondió, activando su sello. Este comenzó a brillar—. Tu primera prueba será llegar a casa desde aquí, la única salida es el valle por el cual venimos... En él puse algunas trampas, como marionetas hechas de mi energía, tendrás que vencerlas si quieres salir vivo —agregó.

—Espera... ¿Cómo quieres que haga eso? No tengo ni idea de cómo usar mi sello.

—Y no lo sé Vlas, justamente la vida se trata de tomar decisiones, según tú, eres bueno formulando estrategias, vamos a ver qué tan competente eres... Ah, y son marionetas, no sienten dolor, así que no pararan hasta que tú las destruyas completamente... Suerte en eso —soltó, antes de desaparecer.

—Espera... Rhys —Vlas lo llamó una última vez, pero ya se había ido—. Maldito, ¿Acaso me quiere matar? —maldijo, mirando sus alrededores... Esta vez, solitario y atrapado en el medio de la nada—. Voy a terminar muerto.


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