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46.42% La Leyenda del Scire / Chapter 26: Capítulo 23: La razón de amar a quien más te ama – Días finales II  

Chương 26: Capítulo 23: La razón de amar a quien más te ama – Días finales II  

Remia, Crystel, Ayuntamiento de Crystel - 23 de Junio - Año 525

 

—Así que ya sabes que estás aquí. —Rygal miró a Cole, parado frente a él, al otro lado de su escritorio—. Contesta Cole —ordenó, al darse cuenta que él se había quedado en silencio.

 —Hice lo que me dijiste, debilité al clan Windsor —Cole comenzó a explicar.

 —Eso no fue lo que te dije yo —Rygal lo interrumpió, su voz grave volvió a dejar a Cole en silencio.

 —Sólo quería probar a Vlas Windsor, padre... —admitió, bajando su mirada al notar el movimiento de su padre, este se había afirmado a la silla. Se iba a poner de pie.

 —Mierda, te dije que no te entrometieras donde no debías, Cole... Rhys Windsor no debía saber de tu presencia en Remia hasta el día del séptimo impacto. —Comenzó a caminar de un lado al otro, detrás de su escritorio, a una distancia considerable de su hijo—. ¡Pero no! —Alzó la voz. Cole rápidamente se irguió en su postura, y alzó su mirada. Rygal lo observaba con frialdad, y su mirada era tan afilada que parecía que lo cortaría en dos—. Yo te di ese poder, Cole... Yo ordeno lo que debes hacer con él... Ahora Rhys Windsor está detrás de ti, ¿Y quién debe protegerte? Yo... Debí saberlo... Debí saber que no estarías a la altura.

 —Espera, padre... Yo... —Cole quiso decir.

 —¡Cierra la maldita boca... Cole! —Rygal ordenó, alzando su voz de nuevo, y apuntando a su hijo con su dedo.

Fue tan demandante que Cole volvió a quedarse paralizado, y tragó saliva. Sólo eso se oyó en la habitación luego de lo dicho por Rygal.

—Quiero que te escondas lo que resta de días para el séptimo impacto... Si Rhys Windsor te encuentra... Te matará... Y eso lo sabes más que nadie... Te llamaré el día antes, necesito que hagas algo por mí. —Volvió a sentarse en su escritorio—. Pero hasta ese momento, Cole. —Alzó su mirada, y en sus ojos plateados se apreció su amenaza. Cole sintió que tenía una daga en su cuello, a punto de traspasarlo—. Hasta ese momento... No existes —concluyó. Bajó su mirada otra vez, y como si nada hubiese pasado, volvió a su trabajo.

—Lo que digas, padre... —Cole asintió. Bajando su rostro, y dándose la vuelta.

Comenzó a caminar hacia la puerta, intentando hacer el menos ruido posible. Su cuerpo entero estaba tenso, su padre era incluso más intimidante de lo que era Rhys Windsor. Y eso, aun sabiendo que no estaba en peligro. Rhys Windsor era un monstruo, él lo sabía, lo podía confirmar... Pero Rygal Di Rem... Rygal Di Rem había creado a ese monstruo.

Y era mucho más monstruoso que él.

 

Al otro día...

 

Remia, Crystel, Apartamento «104» - 24 de Junio - Año 525

 

 —No pude dormir anoche pensando en él, por suerte llegaste esta mañana, estaba a punto de volverme loca —declaró Clio, mientras su hijo la dirigía por los pasillos del apartamento, hacia la habitación de Vlas.

 Rhys lo sabía, su hubiese sido por él, habría ido la noche anterior, antes de ir a visitar a Lara. Pero ese día, las heridas de Vlas aun seguían algo expuestas, y él sabía cómo era su madre, y lo mal que se sentía cuando veía a sus hijos dañados. Por eso, espero a que pasara el día, para ir a buscarla, ya que las heridas de Vlas habían cicatrizado gracias a que pudo concentrarse mejor en su regeneración, y para impedir que su madre se angustiara al verlo en ese estado.

 —Perdón, por lo menos debí avisarte —Rhys se disculpó, frenando frente a la puerta de una habitación.

 —Está bien, no querías preocuparme más de lo que ya estaba, sabía que él estaba a salvo porque se trata de ti —aseguró Clio, frenando al lado de su hijo.

 —Es aquí... —señaló Rhys, apoyando la mano en la perilla de la puerta. Al girarla, esta se abrió, y él entró primero, su madre lo siguió—. Ahora está bien, curé todas sus heridas, y Leah me ayudó a limpiar su cabello y rostro... También le cambié la ropa... Pero sigue durmiendo —indicó, caminando hacia la cama de su hermano.

 —Él... Él nunca le hizo daño a nadie... Lo que hizo ese chico fue muy malo. —Clio siguió de largo luego de que Rhys parara, camino hasta el borde de la cama, cerca del cabezal—. Mi niño... —Acercó su mano al rostro de su hijo, y con suavidad, lo acarició, como siempre—. Por cierto... Rhys —dijo, sin quitarle la mirada de encima a Vlas.

 —Dime.

 —¿No le hiciste daño, cierto?

 —¿A quién?

 —A ese chico.

 «¿Cole?», pensó.

¿Por qué su madre preguntaría algo así? Si él lo hubiera hecho, no se lo diría, porque sabía que, al igual que cuando se entera que sus hijos están heridos, su madre se angustiaba cuando él cometía un asesinato. Seguir sumándole preocupaciones a ella no era algo que quería, así que se iba a encargar de hacer justicia por Vlas, con sus propias manos... Como siempre lo hizo, ya que, se encontraba con la obligación de hacer pagar a aquellos que lastimaban a quien él más amaba... Aunque fuera su sangre... No importaba... Cole aceptó correr ese riesgo al atacar a su hermano, por lo tanto, debía correr con las consecuencias de la misma manera.

 —Huyó... Lo estoy buscando —respondió.

 —No lo hagas... Déjalo en paz... No es necesario —pidió su madre.

¿Qué? ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué debía perdonarle la vida luego de él haber amenazado la de su hermano? Entendía el punto de su madre, conocía su personalidad, y sabía que ella jamás tomaría represalias contra alguien que le hizo daño, a ella, o a quienes amaba. Pero él no era su madre, y estaba seguro de hacerlo, porque era su alma la que lo pedía, y no se iba a sentir tranquilo si esa persona estaba por ahí, a sus anchas, con ese pensamiento, tal vez... Planeando hacerlo de nuevo. Si quería proteger a quienes más amaba, debía arrancar de raíz cualquiera amenaza, por eso, cada una de las personas que lo hicieron en el pasado... No pudieron contarlo, y perecieron ante sus manos... Él lo decretó... Cole no iba a ser la excepción... Debía pagar.

 —Mamá... ¿Qué dices? Casi mata a Vlas, se burló de él luego de darle una paliza... Tu no lo viste, mamá... Lo dejó irreconocible... Y lo hizo sólo por placer propio, no ganaba ni perdía nada haciéndolo, porque sé que atacar a Vlas jamás sería una orden de Rygal... Lo hizo bajo su propio juicio... Y por eso... Debe hacerse cargo del error que cometió.

 —Rhys, no seas egoísta... ¿Tú crees que todo se va a resolver matando a ese chico? Eres inteligente, sabes que no... Además, no lo haces para hacer justicia por Vlas, lo haces para sustentar tu propia idea de justicia... No es la que él quiere... Es su hermano, Rhys... ¿Cómo crees que se sentiría si supiera que mataste a su hermano porque lo atacó? ¿Crees que no se sentiría culpable? Que a pesar de no conocerlo, no lo vería de esa manera... Sé lo que quieres decir, Rhys... Sé que no quieres que ninguno corra peligro, sé que quieres hacer pagar a aquellos que atentan contra nuestro bienestar... Pero Rhys... Hacerlo sin pensar en lo que él otro quiere... Es egoísmo... A pesar de que lo hagas como forma de justicia... Sigue siendo egoísmo... Porque sólo lo ves desde tu visión... ¿Y la de Vlas qué? ¿No cuenta?

 «¿Qué? ¿Por qué no puedo refutar lo que dice? ¿Le estoy dando la razón? Ella, ella... No tengo argumentos... ¿Por qué? Si siempre lo hice de esta manera... Lo hago por ellos... Lo hago por su bien... No es egoísta... ¿Cierto?», Rhys se halló en una encrucijada.

 Años atrás, cuando dejó de asesinar personas a pedido de Lara, supo el error que había cometido, y en lo que se había convertido. Supo que ese no era el camino que quería seguir, que mancharse las manos de sangre era sólo su última opción. Y ese pensamiento lo acompañó un buen tiempo... Fueron años sin tener la idea de matar a alguien en su cabeza, sin la necesidad de hacerlo... Pudo encontrar otras opciones... Pudo salir de ese camino oscuro, y usar ese poder que tenía, de una manera que jamás se planteó hacer... Hasta ese día... Hasta que Thomas murió.

 En esos años, proteger a quienes más amaba no era una obligación que se había impuesto, era una decisión de sí mismo, porque ellos eran la razón por la cual seguía adelante. Y mantenerlos a su lado, era su propósito. Pero ese propósito desapareció cuando se quebrantó su primer promesa... Cuando Thomas fue asesinado, y por no matar a alguien... Rompió el corazón de Lara... Y sus manos se mancharon de sangre... Esta vez... De un ser querido... «Matar no es una opción... Es una obligación», decidió tomar esa idea... Decidió volver a ser el mismo. Y toda la guerra nació de ese pensamiento... Y volvió a quedarse solo... Volvió a mancharse las manos de sangre... Volvió a ser el Demonio de Remia... Esa era su única opción... Su maldición... Y su destino.

 Encontró un balance entre no matar, y hacerlo cuando era necesario luego del final de la guerra, al decidir el verdadero camino que quería tomar... Al volver al lado de Lara, y asumir, con la base de su existencia, una promesa que no rompería jamás... Y que si lo hacía... Pagaría con su vida. Y así... «Matar no es una opción... Es una obligación» se convirtió en «Matar sólo para asegurar su bienestar... Es la única opción». Y así... Aunque la mayoría de tiempo intentara no dejarse llevar, cuando su mente estaba al límite, y sus seres queridos corrían un peligro de vida... Por sólo ese instante... Permitía dejarse envolver por la oscuridad... Y hacer eso que odiaba... Matar... Y volver en sí... Una y otra vez... Porque ese era su pensamiento... Porque esa era su decisión... Y porque de mantenerlos a su lado dependía su vida, y su existencia... Y luego de todos sus pecados... Era la única utilidad de su poder.

 —Mamá... Yo... Lo hago por ellos... No lo hago por mi —dijo... Aunque no tan convencido como antes.

 —Rhys... No lo hagas... Y esta vez... Sé que estoy siendo un poco optimista... Y sé también que el chico cometió un error que tú no perdonarías jamás... Pero... No quiero que lo hagas por mí, ni por ti... Quiero que lo hagas por Vlas... Porque él también tiene voz, y tiene opinión... Tiene la responsabilidad de su propia vida, y de su propio perdón... Tomar esta decisión sobre qué hacer con su victimario, sin consultárselo... Es egoísmo, porque le quitas poder y valor a sus decisiones... Porque le quitas confianza... Y ahora, que está al límite de su vida, con una decisión de vida o muerte... Cuando más necesita de esta, y de saber que su decisión sí importa... Le afectaría demasiado... Y no quiero eso para él.

Clio esta vez miró a Rhys... Él, casi sin palabras... Invadido por dudas, como no le pasaba hacía años... La miró también, casi sin creerlo... Que ella le hubiera dado ese golpe de realidad... Le hubiera replanteado sus propios principios... Su madre... Otra vez... Sólo ella.

—Por favor, Rhys. —Clio se paró frente a Rhys.

—Mamá... ¿Por qué eres tan buena? —él preguntó... Y se le escapó una sonrisa.

—Ves... Sé que no quieres hacerlo... No te obligues a cometer esas locuras... No eres tú cariño... Déjate aconsejar por los demás, y cuando tengas dudas... Permítete pedir una confirmación... No te tragues la angustia, no te tragues el desagrado... Ya sufriste mucho en el pasado por hacerlo, y esos errores que te persiguen y te atormentan no pueden seguir alimentándose... ¿Sí?

—Te amo... Siempre sabes que decir.

Su respuesta vino con un abrazo al que Clio respondió. Orgullosa de su hijo... De sus hijos... Feliz de saber que ellos aún poseían esa humanidad que ella adoraba apreciar en sus sonrisas.

—Por cierto... ¿Se lo has contado a la chica? —preguntó.

—¿Te refieres a Zenda? —Rhys la miró confundido.

—Sí... Ella lo debe saber... Vlas me contó que habían hablado sobre lo que harían hasta el día de su decisión... Y decidieron estar el uno al lado del otro sin importar nada... Ella se va a preocupar... Es mejor que lo sepa.

—Sí... Tienes razón... La llamaré. —Rhys caminó hacia la puerta—. ¿Te quedas con él? —preguntó.

—Sí... Avísame cuando ella llegue... Y los dejo solos.

—Bien... Ahora vuelvo —dijo, antes de salir de la habitación.

 

Horas más tarde...

 

—Gracias por llamarme, Rhys. —Zenda salió de la habitación donde Vlas descansaba, hacia el pasillo. Ahí vio a Rhys recostado en la pared, estaba tomando un vaso de café, parecía pensativo.

 —Si a Lara le sucediera algo parecido quisiera ser el primero en saberlo... Además de que no quería que te preocuparas, no sé cuánto tiempo estará en ese estado... Sólo espero que si despierta, sea antes de ese día —respondió Rhys, alzando su mirada.

Zenda lo miró con una triste sonrisa, él comprendió su reacción.

 —Gracias por devolverme la memoria, ya me parecía extraño que sintiera como que algo me faltaba, nunca me di cuenta que era eso —dijo riendo.

 —Sí, lo siento por haberlo hecho en primer lugar, pero quería contárselo a Vlas con un poco de tranquilidad, y me aseguré de que nada externo nos interrumpa... Luego de que él te lo contara desactivé el bloqueo en tu mente... Perdón.

 —No pasa nada, hasta cierto punto estoy agradecida, pude comprender mejor la situación luego de que Vlas me explicó todo... Sé que todo fue por él... Eso me hace también querer agradecerte por cuidarlo y pensar tanto en su bienestar... Es difícil el momento por el cual está pasando, pero él es fuerte, sé que podrá superarlo —aseguró la chica.

 —¿Él? No me digas que...

 —Sí —ella lo interrumpió. No era necesario que lo dijera, ni ella quería oírlo—. Ya hablamos del tema con Vlas... Y ya aceptamos nuestro destino... Y su decisión —ella lo dijo con serenidad, y cierta aceptación.

Rhys la miró sorprendido, nadie diría algo así con tanta tranquilidad.

 —¿Estás totalmente segura de eso? Es una decisión sin vuelta atrás, Zenda, muy dolorosa, y con muchas consecuencias... Vlas vivirá con ese pensamiento el resto de sus días.

 —Son cosas que no se pueden evitar, Rhys... Supongo que es lo único que nos queda, sólo eso, alguno de los dos deberá seguir adelante sin el otro.

 —¿Por qué quieres ser tú?

 —Porque lo amo, ¿Tú no darías tu vida por la persona que amas? —preguntó ella, con una sonrisa.

 —Claro que sí... Pero él también te ama, y él es quien tomará la decisión, ¿Cómo sabes que no se elegirá a él?

 —No lo sé... Creo que es porque confío en él —indicó, encogiéndose de hombros.

 —¿Por qué tú, Zenda? Ahora quiero una respuesta real, ¿Por qué quieres hacerlo? —insistió Rhys.

«Porque lo amo» no era suficiente, él sabía lo que el amor era capaz de hacer pensar, de hacer sentir... Tomar decisiones abruptas o sin pensarlo mucho era una constante que se repitió mucho en su vida en base al amor que siempre sintió por Lara. Pero aunque alguien tuviera ese tipo de pensamientos, llevarlos a cabo costaba demasiado, y no era solo una razón vacía, debía haber más. 

 —Hace mucho tiempo me propuse hacerlo feliz, encargarme de que él no sufriera de nuevo luego de todo lo que pasó en su vida, me propuse salvarlo de la oscuridad las veces que fueran necesarias, sin importar lo que él pensara de mi... Sé que él me ama, y sé que no dejará de hacerlo jamás, sus sentimientos son los más importantes, incluso para mí, pero, ¿Lo has pensado Rhys? Sé que lo has hecho, eres una persona muy inteligente después de todo, ¿No crees que esto tiene una razón más allá de ser sólo una «elección»?

La pregunta de Zenda era certera, Rhys supuso que algo así vendría luego de un poco de análisis de la situación, Zenda no era necia, ella podía darse cuenta.

 —Si, lo creo... Y puedo asegurarlo —respondió Rhys, con una arraigada firmeza.

 —Esa es la razón... No creo mucho en situaciones del destino, pero tampoco creía en los poderes sobrenaturales antes de lo sucedido contigo o con Vlas... Así que sólo me queda aceptar mi extrema imposibilidad de ignorar el asunto, pero confió en Vlas, sé que él lo logrará, sé que lo podrá superar sin mí... Yo nunca podría, es demasiado, la situación me superaría, no tengo ni la voluntad, ni el talento, ni la fortaleza necesaria... No tengo el valor... Sin él... Creo que yo realmente moriría por dentro —dijo casi susurrando, ella bajó su mirada y apretó sus manos.

Rhys vio como jugaba con sus dedos, ella tenía miedo.

 —Aceptar la muerte es el acto con más valor que una persona podría hacer... No sabes lo difícil que puede llegar a ser, incluso más difícil que vencer una enfermedad, o salir de una adicción, hasta de superar una perdida... Aceptar la muerte es aceptar el fin de tu vida, que es lo más importante en esta misma, porque solo pasa una vez en toda la eternidad, y porque pase lo que pase en ella, nunca sentirás nada igual... Eres fuerte Zenda, eres valiente y tienes una gran voluntad, no intentes convencerte de lo contrario, porque no es así.

 Años atrás, incluso antes de obtener su Scire, Rhys estaba seguro de entregar su vida por las personas que amaban, él iba a ser quien se sacrificaría por ellos, lo tenía muy en claro. Pero distintos eventos evitaron que eso aconteciera.

Hoy en día seguía con la misma idea, y por eso sabía lo que significaba el pensamiento de Zenda, incluso el de su hermano cuando tenía pensado hacerlo él mismo. El miedo a la muerte era demasiado, el más grande, era imposible no sentirlo cuando esta se acercaba, inhibía los demás sentimientos, limitaba el amor, no querer lastimar a nadie era la principal idea, por eso alejarse era la primera acción a tomar. Lo que Zenda y Vlas habían hecho en primer lugar, a su manera, pero lo hicieron.

Zenda había dicho que no quería lastimar a Vlas, que no quería hacerlo sufrir, pero aunque intentara pensar lo contrario sabía que no ocurriría así, y no sólo lastimaría a Vlas, también lastimaría a su hermana, a sus padres, y a todas las personas que la querían... Pero como ella lo había dicho... «Son cosas que no se pueden evitar».

—¿Él no estará solo, cierto? —preguntó la chica, buscando la confirmación en los ojos de Rhys al dirigir su mirada hacia él.

—Nunca... Estaré con él en todo momento... ¿Sabes? Hace no menos de dos días me hizo prometerle que te cuidaría, creo que tendré que repetirte esa promesa a ti hoy —respondió Rhys, entre risas. 

—No es necesario, Rhys... Sé que lo harás... Sé que amas a tu hermano quizás hasta más de lo que lo amo yo.

—Yo amo a mi hermano tanto como tú amas a tu hermana... ¿Qué sucederá con ella? También le afectará, ¿No crees?

—Kora... —musitó ella, con una sonrisa—. Sí, le afectará mucho, y que me perdone por lo que voy a hacer, pero no puedo decírselo antes... No me dejará ir... Lo sufriría el doble... Y si eso pasara, yo no me podría ir... Amo a Kora... Pero no quiero verla sufrir... ¿Sabes lo duro que es sentir algo así, cierto? Y asumir que todo se viene abajo... Asumir tu muerte.

—Claro que lo sé... Duele... Duele demasiado, nunca nada llenará ese hueco en tu vida, pero hay que aprender a dejar ir ese dolor, aunque sea necesario no es indispensable, porque la muerte viene para todos igual, no vamos a cambiar ese destino... Pero sí podemos encontrar un camino más agradable para llegar a él, y al final, no terminar solos, al final... Sentir que la vida valió la pena.


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