Eli apretó los dientes, tan fuerte que le dolió la mandíbula.
Maldita sea. Realmente iba a perder el control. Siempre había sabido que estar con Harper iba a sentirse fuera de este mundo, como un sueño del tipo más salvaje hecho realidad. Pero esto era… demasiado. Demasiado poderoso más allá de su control.