Anna y Noah finalmente llegaron a la mansión de la familia Sui. A diferencia de Anna, que tenía una expresión de temor en su rostro, Noah estaba tranquilo y relajado. Estaba feliz de finalmente conocer a su familia.
Aunque no estaba contento de que ella tuviera que quedarse aquí por unos días o incluso semanas. —Sólo será por un tiempo —Noah intentó aliviar su humor.
Él salió del coche con Anna. —Ven aquí —estiró sus manos hacia ella y ella colocó sus manos en las de él.
—Si me sujetas así, ¿cómo vamos a convencerlos de que somos solo amigos? —ella preguntó preocupada, asomándose alrededor solo para asegurarse de que nadie los viera.
—Hablas como si no pudieras esperar a estar lo más lejos posible de mí —él entrelazó sus manos juntas, metiéndolas dentro de su bolsillo.
Anna mordió el interior de su mejilla ante sus palabras, no lo decía de esa manera. Si había alguien considerado y paciente con ella, ese era Noah. —No lo decía en ese sentido.