Me despierto a la mañana siguiente en los brazos de Rick, con el sol brillando sobre nosotros a través de la ventana y una sensación de total satisfacción fluyendo por mi cuerpo. Me encantaría pasar el día en la cama con él, pero ahora que me he quitado un enorme peso de encima, me siento con energía y preparada para afrontar el día.
Le dejo dormir y me meto en la ducha. Tarareo para mis adentros y estoy tan ensimismada que no me doy cuenta de que Rick se mete detrás de mí. Sus enormes manos se acercan a mis pechos y casi me sobresalto. Sin embargo, me recupero rápidamente y empiezo a frotar mi cuerpo contra el suyo de forma sugerente.
Estoy muy contenta con su intromisión y aún más cuando se introduce directamente en mí contra la pared de la ducha. Intento agarrarme a las resbaladizas baldosas, pero es casi imposible. Rick me agarra por las caderas y comienza un ritmo implacable hasta el punto de que mis pechos se aplastan contra el azulejo y yo grito su nombre.