—Planeaba ir contigo a comprar un ordenador esta tarde, pero como puedes ver... —Basil Jaak colgó el teléfono y se dirigió a Xenia Wendleton con una sonrisa irónica.
—Está bien. Puedo comprar un ordenador en cualquier momento. Si tienes algo importante que atender, debes hacer eso —Xenia había estado cerca de Basil Jaak y escuchó todo cuando Debby Sutton lo llamó. Ella sabía que él tenía algo importante que hacer esa tarde, así que sonrió comprensivamente.
—¡Gracias por entender! Ya casi es hora de la cena. Déjame invitarte a una comida —Basil Jaak sonrió, aliviado.
—¡Suena genial, quiero McDonald's! —respondió felizmente Xenia.
...
A las tres de la tarde, Basil Jaak entró a la cafetería de la plaza puntualmente.
—Señor, ¿cuántos son en su grupo? —preguntó con entusiasmo el camarero.