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Lu Ming hizo un recuento. Había un total de veintinueve cristales de intención.
—Soy rico, soy rico, soy rico —los ojos de Lu Ming brillaban.
No necesitaba ninguna otra ganancia. Solo estos cristales de intención eran suficientes para hacer una matanza.
Lu Ming cerró la caja y la guardó en el santuario Supremo.
Después de eso, Lu Ming recogió el cuaderno y lo abrió.
Esta vez, Lu Ming se sintió un poco decepcionado. Esto no era un libro de técnicas secretas de cultivo o de artes marciales. En cambio, era un libro sobre la experiencia de refinar píldoras.
Parecía que esta ruina antigua era la residencia de un Gran Maestro de alquimia, y todo estaba relacionado con la alquimia.
Lu Ming no sabía mucho sobre el Dao de la inscripción. Pasó algunas páginas y lo guardó.
Finalmente, se dirigió hacia el horno de píldoras.
El horno de píldoras era tan alto como una persona. Tenía un diseño antiguo y simple, y había todo tipo de patrones de flores tallados en él.