Más de dos meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
365 días habían transcurrido desde que Nial despertó su origen.
Era solo un día como cualquier otro. Las callejuelas de compras rebosaban de clientes y escaparates, mientras los Originales conquistaban las mazmorras dentro de los refugios y trataban de hacer fortuna con el botín que amasarían y que dejarían caer las bestias de la mazmorra.
Muchos trataban de volverse más fuertes, ganar el respeto de los poderosos y proteger a sus seres queridos.
En este aparentemente ordinario día, Nial había acumulado finalmente suficiente mana para iniciar su último ensanchamiento del núcleo de mana.
Con una voluntad inflexible y la implacable persecución de su objetivo que lograba trabajando arduamente cada día, sin tomar el más mínimo descanso, Nial estaba desglosando lentamente, pero con firmeza la barrera que le obstruía alcanzar el 10º rango de Origen.